Poema 23

Proclive a la corrosión
y al aliento del tiempo,
se afinca entre los folios
y en los calendarios que la silencian.


Treinta y siete mayos
se acomodan en un sobre mal herido,
índices videntes reconocen
su trecho en cada letra
e infantiles rasgos develan aquellos símbolos,
figuras yertas que aparentan danzas
por la pista horizontal
y ámbar de una esquela.


Eran aún niños
un par de notas
que a los doce y a los trece
alondras viajeras fueron por los caminos,
cornisas diminutas de anochecidos ojos
rosales enmallados en las sonrisas
y en el alma acalladas
la luz de una mirada
y un furtivo beso
apostillado en la mejilla.


Oropel es la riqueza
que resalta la moneda,

entonces

¿Cuál es el valor que dictamina el corazón
a un oficio de cuaderno
sustentativo del amor
en las voces de unos niños?




​

 

La inocencia de este poema con mueve con delicadeza y sutilidad, en las voces y en las figuras de esos niños que por el bien del futuro cuando crezcan sigan teniendo esa ternura y humanidad que los caracteriza
Un gran obra que se disfruta con un amplio léxico en sus imágenes para destacar
Abrazos y mi admiración a tus esplendidas letras

 

Conmovedor y tierno el
poema en el cuaderno.
Me hizo recordar cuando
era chica y escribía poemas
de amor. Saludos y Bendiciones.

 

Buenos día DANIE, gracias por acercarte a este nicho de palabras. Feliz fin de semana-

 

Profundisimo poema plasmado con una intensa dulzura y muy hondo sentimiento. Ellos siempre llevaran en su sangre la voz de la poesía, el summun del amor vestido en ternura. Simplemente hermosisimos versos Vida58, felicitaciones, reputación y saludos poeta

 

Exquisito en fondo y forma, un poema maravilloso...maravilloso.
Besos y aplausos.