Mecerme sola.

Tus sueños me han olvidado en la carretera

extensamente larga donde antiguamente,

era esperada por tu ser.


Ahí,


quería enriquecerme de tu amor

en la ruta que conduce a la esperanza.

Esperanza que mi cuerpo, mi mente, mis besos, mi ser

hicieron huelga por soñarte tanto, esperarte tanto.


Mi cuerpo estaba emancipado por ti

mientras mi mente encarcelada por tu recuerdo

volvía el desear de mis besos algo constante

para ser liberados a tu llegada libertadora.

Libre por fin en mi ser que te lleva

y no encontró motivo alguno para olvidarte.


Me di cuenta que,

soy tan culpable como tú al estar en la vía sola,

con un sol de mediodía picante

en la zona llena de asfalto y tormento.


Sigue por cierto la tarde...

Aún el día no muere,

pero tus sueños que se han atrasado no vienen

y por eso aprendí a mecerme sola

en el columpio que cuelga del árbol

de mi cuello partido.

 

Los días no deben terminar, ni siquiera en las más profundas horas de las noches, excepto cuando quienes debían y decían caminar los días con nosotros se van a caminar otros días, lejos e indiferentes a nuestros nuestros soles-estrellas.

Y sí, de alguna manera aprendemos a mecernos y a hacer nuevas horas, desde nuestra muerte. Por brisa fresca para tu columpio, mi niña.

 

a veces papá la muerte puede venir desde nuestro mecer........sin preguntar......sin decir nada............solo viene y ya............ e incluso......las cuerdas ayudan bastante...........como la de los columpios................un beso papacito mío.................Clari

 

Hermosura, excelente brillantez de arte soberbio.