LevÁntate

Levántate; derrocharás la mañana.
El humo aún no se dispersaba
y la cuenta por el vino no llegaba;
estaba plegado en una sucia sabana
con un olor que mi nariz ni imaginaba…
Tal vez todavía sea final de semana,
pensaba paseando en la morada
que ya reconocía como extraña,
¿ahora cuál sería la maña,
qué gente y con qué charada?,
espero que no esté aquí con saña
todo listo y suave en la enramada,
¿la voz qué me había despertado?
No tenía imagen sentía haberla soñado.

¡Uh!, mi locura estaba en su plenitud;
salí y jamás noté al partir la casa,
disfruté o lloré mi memoria no alcanza.
No sé qué desear de la inquietud
ha sido la hiel, sangre y melaza,
por ella la encontré y a la virtud
que quiere darle mi vida y su propia raza;
y ahora corro con toda la gratitud
para terminar los tiempos de muerte y caza…
Nada importa, hemos de tropezar juntos.