Lamento perdido

Tengo un lamento perdido, no sé quién me lo ha quitado.
Sin él, no entro en algún jardín matutino,
Y me derrito entre cuchillos y pasillos quirúrgicos.

Desvelo mis pensamientos y me quedo quieta,
No sé con qué otro lamento lloraré en funerales.
Ni cómo entraré a un cine y sufriré por la muerte de alguna amante de novela.

Caminaré sin prisa por los caminos de Santiago,
Que saben a estiércol de pájaro alcohólico.
Que está tan lleno de autos móviles.
Podré escuchar a alguna que otra mujerzuela desvetir su cuerpo en aquel pasaje eyaculado.

Mataría con una espina a quien me mirase demasiado.
Con una hueste ensagrentada limpiaría la sangre de estos caminos.
Sin mi lamento perdido no sabría donde están los tribunales de justicia corruptos.
O si estaría bien matar a un rico en la Condes, para que me entregue su deshábito humano.

Podría llegar al universo de los planetas caídos y enamorarlos a todos con mi moral invisible, puesto que mi lamento se ha perdido.
Sin él, fanfarroneo sobre la música nueva, que me parece invisible ante los ojos de algún inteligente de estudios superiores.
Sin mi lamento perdido la señora tendría que atravesar sola la calle y sería atropellada.
Puedo pasar de largo por aquella escena del crimen sin mi lamento perdido.

Que gran desvatamiento es perder un lamento, que entre tierras y ácidos sexos, se queda la fría escarcha mañanera.
Podría volverme adicta a verdes cohetes.
Mi lamento se ha perdido, quedaré presa en una cárcel de violadores de jóvenes.
Un huevo romperá y la clara me matará.


Pasearía por una estación de metro e iría sentada todo el camino, mientras la trombosis de un caballero me molesta con sus dolores, que tiene un derecho de asiento, pero mi lamento se ha perdido y no siento ganas de sostener mis pies sin asiento.

Llegaría a mi espacio de pared, sin encontrar mi lamento.
Corrompería alguna cama y apostaría cada una de mis partes al sueño.
Que me perdería entre bellos y cabellos varoniles, el ascensor bajaría y se sentiría el orgasmo entre todas las puntas del cuerpo.

Sin mi lamento la masturbación matutina es de todas las féminas corrompidas, amadas, y amadoras de mujeres.
Sin mi lamento un hombre descalzo vale menos que respirar sin un putrefacto cigarrillo.
Sin mi lamento podría matar a algún carabinero tan sólo con insultar alguna parte de su uniforme.
Podría pasar por una tienda de adultas películas y violar las leyes de algún vendedor necesitado.
Sin embargo se acerca la muerte sin mi lamento, y la muerte llega como moral empedernida.
A quien tendría que evitar sin resultados favorables.
He perdido mi lamento.

 

Tantas verdades en tus letras y tantas emociones arrojadas...Un placer leerte.

 

Poetisa, que grato es leerte, felicitación por tu talento y catarsis. Un saludo.