Cristales rotos

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Sinceramente... ¡Muy agradable!

 

El odio, el acto miserable de odiar, desde el más leve al genocida, es la causa de la fragmentación del alma.
Es milenario, inherente a la condición humana y solo queda cultivar el amor en pequeños grupos, como única salida posible, o al menos, defensa.
Reflexioné a partir de tus palabras, amigo.
Un abrazo y feliz jueves.

 

Un poema que nació en una noche de esas donde el alma se contrita por el dolor de tiempos aciagos de la humanidad. La historia del holocausto judío me conmueve hasta las lagrimas y muchas veces me he preguntado por qué en el corazón del hombre puede albergar tanta maldad. A veces trato de olvidarme de este episodio pero no puedo ser indiferente ante tanta atrocidad y me desahogo escribiendo sobre ello. Hay otro escrito donde también menciono algo de ello: Prohibido olvidar...
Gracias, querida Cecilya, por siempre encaminar tus pasos hacia mi biblioteca y tomar una de mis obras para devolverla al presente. Aprecio mucho tu generosidad, querida amiga
Te saludo con mucho respeto y te mando una rosa en el viento

 

Muchas veces estos genocidios y crimenes contra la inocencia te hacen dudar si Dios existe, si estos asesinos tienen un lugar en el cadalso eterno, si les alcanzarán las vidas y realidades siguientes para pagar todo el dolor que causan. Impresionante y profundo poema Antonio, saludos Daniel

 

Dios existe y es tan real como tu y como yo, mi querido Daniel. Sucede que las personas que no tienen a Dios en su corazón, incurren en estos actos de barbarie porque en sus mentes retorcidas se siente superiores a sus congéneres y no guardan ningún tipo de humanidad
Gracias, mi estimado Daniel por tu interesante complemento al tema
Saludo caluroso