Cosmos

Existe un orden que se encarga de lazar a las personas desde antes de llegar a este mundo, del que se deriva el destino, un algo tan inexorable como el tiempo mismo. Cosmos...

Si tuviese la oportunidad de que leyeras ésto, bueno, no sabría por dónde comenzar. Justamente ayer, hace dos años, vi tu figura alejarse, dejándome en completa soledad. Fue, quizá, el día más triste que hasta ahora he tenido: te fuiste sin dejarme explicar lo que suscitó tu disgusto, tú falta de confianza fue lo que más me dolió. Todos los días siguientes, un pensamiento atormentaba mis adentros, no podía dejar de ver el cielo y preguntarme por ti. A veces solía ir a aquel escalón en la calle principal -donde tomé coraje y robe un beso de tus labios-, pasaba horas sentado, viendo a los transeúntes dirigirse a sus destinos y fumando los cigarros que a ti te gustaban.

Comencé a ser más taciturno. El estudiar me servía como lapsus para no pensar tanto en ti, aunque no me ayudaba a olvidar completamente a tu persona, me hizo sobresalir en mis clases. Me mudé al centro de la ciudad y abrí aquel espacio con el que tanto soñamos... 'κόσμος' (Cosmos), un lugar de armonía... El sueño estaba casi ante mis ojos, lo único que faltaba... Eras tú.

Con el tiempo mis lágrimas se hicieron sollozos, sabía que no volvería a vivir aquellos días felices a tu lado. La esperanza de volver a verte, desapareció.

Escueto. Dos años, un día, huyendo del amor.​