Calamar

El poeta es un cefalópodo,
tinta para escapar
cada vez que se conmueve.
Depredador de escalofríos
con salvajes artimañas,
siempre acabando de aperitivo
teloneando un amor real.

A la romana,
rebozado de soledades,
relleno de sí mismo,
a la plancha y arrugado.
Su esqueleto picoteado
por el periquito del vecino.
De destino, ser picapica,
no es mi deseo más ansiado.

Pero los sueños de los calamares
siguen siendo océano,
como si la profundidad de la luna
hundiéndose en el agua
abriera huecos en el alma
que alguien debiera llenar.
zurcir con tinta y esperanzas,
con versos, conversos
a un idioma
inmenso, inmerso
en el arte de apasionar.​

 

Nunca se me hubiera ocurrido tal comparación mi querido molusco jeje, pero dicho por tí la analogía se hace cierta

Pero los sueños de los calamares
siguen siendo océano,
como si la profundidad de la luna
hundiéndose en el agua
abriera huecos en el alma
que alguien debiera llenar.

siempre disfruto de tus poemas enormemente.

un beso con limón para aderezar:::hug:::

 

Gracias, cariño,
por tu incondicional asistencia y apoyo,
veinte mil leguas de viaje submarino,
y sus correspondientes besos.

 

Muy ingenioso. Abres la imagen a la inspiración... Un fuerte abrazo.

 

Gracias, Salvador,
un abrazo tentacular
de cefalópodo a cefalópodo.