Belleza solapada

Belleza solapada

No me llamen profeta de mi tierra,
no escribas letras si ellas no te llaman apenas.
Solemne camino que seguimos con un destino,
las agallas no cuentan si no eres su elegido.

Carácter pimpante veo en tus ojos brillantes
ninguna etimología descifraría la belleza de tus diamantes,
nadie como yo sabe tus inquietudes,
no hables, no gesticules; deja que tus sentidos se muden.

Deja que te enseñe los placeres más ocultos,
se esconden entre los caracteres bellos y brutos,
te pueden llevar a estados de ánimo desconocidos,
deja que te enseñe; deja al miedo durmiendo tranquilo.

Soy un pecador, como cualquier profesor de armonía,
como cualquier malpensado de la vida,
se piensa que para vencer las barreras del encanto,
hay que hacer un tejemaneje especial. Cieno blanco.

No seas tímida, tampoco uses la verborrea,
sólo déjate llevar por el filo de mi espada guerrera.
No te mataré pero algo en ti sí morirá,
hoy los cimientos de tu mente se rompen al compás de mi paz.

Hoy comienza un nuevo reto que es vivir,
dejarás que la solana de mi casa te enseñe a sentir,
soy tenaz; morí siete veces pero aún sigo aquí,
mis objetivos aún son muchos hasta que mi sed llegue a su fin.

Cuando el corazón canta sentimientos, déjalos fluir,
es eufonía lo que sale del corazón, fruición para mí,
fingir es mentir al corazón así que piensa en ti,
haré un truco de magia cuando caigas del ring.

Nunca imagines todo lo que se queda aquí,
no cuestiones el valioso dogma del existir.
Yo prometo que daré consejos sin tener que engreír,
mi llama se apagará cuando deje el do re mi.

Ayudaré a hombres y mujeres, niños y niñas,
saberes de un joven que bajo ausencia no brillan
no me dieron clases de amor, de inocencia, ni de avernos,
pero no habrá un día en el que deje las gafas sobre el cuaderno.

Tu belleza me anima a seguir, tu sonrisa me hace sonreír,
tu voz resucita al ángel caído que yo fui,
buscaste en mí un motivo para resurgir,
el alumno ayuda al maestro; teoría perdió ante praxis. All in.

No tienes nada que ocultarme damisela,
concédeme tu mirada y tu mano y te bajaré las estrellas.
Las pondré a tus pies saludando a su nueva reina,
la luna llegó a nuestras pupilas. Lágrimas de fénix eternas.

 

buen poema

un gusto haber descubierto tus versos

 

Apenas tienes 16 y escribes asi? Al leerte me imagino a un caballero gallardo de capa y sombrero...Aunque, prefiero el lexico colloquial, el tuyo me ha parecido muy acorde.

Felicidades.

Saludos
Patricia

 

Un poema que verticaliza la entrega del amante. Me gustó y sobre todo el cierre.
Tienes madera, mucha. Pulir y perseverar. Vamos hacia ese logro.