Anochecer

Juzgo mi pena como ajena

en mi tan lento anochecer;

mas yo quisiera amanecer

florido en mis noches de pena


pero mi desventura ordena

la edad perdida enmudecer.

La edad perdida envejecer

en tales noches de condena,


otrora juventud dorada,

mas hoy vejez que tanto aflige,

y de muy cerca ya mirada.


¡Ay senectud que sólo rige

lapidar juventud amada,

ya que más nunca la corrige!​

 

Está bien, FanÁngel. Me recuerda al Rubén Darío de "Juventud, divino tesoro..." Un abrazo.

 

Muchas gracias, José, por la visita y tu grato comentario. Otro abrazo

 

El corazón siempre se siente joven y lo invisible a los ojos humanos lo hace visible, tiene que ser maravilloso recorrer todas las etapas de la vida, cada una de ellas tiene sus cosas bonitas y llegar a viejos es aproximarse a la sabiduría porque ella se adquiere con la experiencia. No dejemos envejecer al corazón y así nunca lapidaremos la juventud eterna que reside en él. Encantada de leer tus profundos y reflexivos versos amigo FanÁngel......muáááácksssss

 

Muchísimas gracias, Lomafresquita, por pasarte por este rinconcito y dejar tan amable comentario. Como muy bien dices el corazón siempre se siente joven y lo importante es lo que se lleva por dentro, como los buenos sentimientos y la empatía hacia los demás, que deben ser siempre nuestros fieles compañeros en este viaje por la vida a pesar de todos sus altibajos, para así culminar nuestro aprendizaje que nos lleva a la sabiduría y, cómo no, a la evolución de nuestras almas. Gracias por dejar tu huella, Isabel, me encantan tus versos. Un fuerte abrazo