Ángelus

Vibra el aire del eco de la campana, suena

a hueco y sobrio bronce, en el yugo sujeta.

Entre dovelas mece, sobre los campos reza.

Para el Sol en la cumbre, manso y paciente espera

que los labriegos hinquen una rodilla en tierra,

el acero brillante de las azadas quema.

Entre surcos abiertos, la atribulada cepa

respira, con vetusto tronco, el aire que llega

de acariciar la nieve de la cercana sierra.

Santiguada la frente, a los mangos regresan

las encurtidas manos, las sombras se ladean,

terminó la mañana en la tarde que empieza.

 

Me he cansado solo de leer tanto trabajo de las encurtidas manos y encima con la rodilla hincada en tierra, y el sol impío...
Tengo que irme a descansar...
Saludos cordiales.

 

Ja ja, pues ahora, que ni se reza el ángelus y se trabaja de una tirada, peor.

 

Es duro el trabajo en la era pero reconforta lo que en ella respira y nos da vida.
Saludos poeta, que este bien.

 

Si que es duro pero para mí han habido pocas rutinas tan gratificantes. Me acuerdo como si fuera hoy este momento de medio día, era pequeño entonces y lo encontraba sumamente misterioso. Un saludo cordial Ansel

 

Asi ha sido, la agricultura y la religión iban de la mano, es que es un milagro la naturaleza...Un saludo Alde