Virus HDP1982

La enfermedad es uno, soy. El empacho
por tanto autofagocitarse.
Entre si soy vómito o cagada,
los mismo rondo mis tripas que las cloacas.
Aunque voy de frente, mi cuerpo mira atrás.
¡Ay de mí, llorona!,
la ciudad está en llamas.
Y no quiero ocuparme de un témpano
a la hora de trapear, degustar la sopa
o usar condón. Hijos míos:
Deseo que me expriman como una naranja,
que tiren las semilla y el bagazo
que me metan en un pendrive,
que un clic sea el beso incorrecto a Aurora,
y que me encuentren en el spam
de su correo electrónico. Obvio, en pelotas
digitales, no hay de otras.
Carne de pixel. Parpadear en ceros y unos.
Que me decreten un fallo del algoritmo.
Atravesar las selvas encriptadas
y romper el winrar de la CIA.
Sí, los del cono de aluminio tenían razón:
ellos mataron al comunismo.
Elvis no suena igual aquí donde está vivo.
O casi vivo.
Está. Lo piratearon.
Sueño el unicornio de Deckard
mientras Harrison Ford busca el botón de delete
en su enorme pistola.
El hombro de Orión y las lágrimas en la lluvia
que caen en la cubeta vacía.
Ahora sí, estoy en el paraíso borgiano
con el dios de Spinoza.
Me sé de memoria todos los libros del mundo,
menos los de Pablo Coehlo,
(igual no tengo culo para limpiarme).
¿Te digo algo? Pornhub no tiene chiste porque
(igual no tengo culo para limpiarme)
eso de los cigarrillos electrónicos,
es un bulo, una estafa.
Mejor la tardía RCP
y los caballos sin cuerno de Marlboro
que bien sabes nunca habrás de montar.
De todos modos, activa tu firewall.

26 de may0 de 2025​

 

Yo te aconsejaría una buena vacuna a base de lúpulo holandés y agua madrileña, pero por otro lado en tu grave estado de abstinencia quizás mi vacuna fuera contraproducente, y sea preferible recurrir a un coach -de esos que amalgaman lo mejor del zen tradicional con las enseñanzas desde el más allá del perro del milei (el original)- y luego asesinarle y tirar su feliz y sonriente cadáver al río más cercano para borrar todo signo homicida y no pasar por el stress que supone el ser descubierto ( o peor aún, el síndrome masoca de Sir Rodia Románovich Raskólnivov), lo cual inevitablemente te llevaría a un síndrome de abstinencia disparado y al deseo de cenarte crudo a cada caballo del Marlboro que te cruces por el camino... en fin, carnalito, toda mi solidaridad en tu dura batalla además de mi aplauso por tu brillante genio pinchelírico realista. Ve con Dios mi arma* (*alma en andaluz) y no desesperes, que tú puedes

 

Vos sos tu virus/ veneno y también tu cura, Flaco.

Fuerza y paciencia, amigo... mata a quien quieras, nomás no te dejes aplastar por la... las circunstancias, digo.

Abrazo y chanclazo, aunque estés sensible.

(No chille)