Síndrome de abstinencia

Lo que menos se quema con el cigarrillo
es el tabaco. Tampoco los pulmones,
no me jodas. Respirar es una combustión interna
y aquí venimos a rodar y rodar,
no a lo que nos diga el arriero.
Esnifar el aire también es un vicio pernicioso,
pero a diferencia de otras drogas,
al final siempre te mata.
¿El aire limpio a qué te sabe? Exacto, a nada.
Igual que el agua,
igual que el sexo a la hora de vestirnos.
Por eso al agua clara le ponemos ríos
o etanol para que sepa a barco.
Al sexo le ponemos unos centímetros de cuernos
o grados kelvin de amor
para justificarnos el cielo o el infierno.
Compro toneladas de alquitrán
para que el oxígeno me sepa menos transparente,
para tener un pedazo de carbón
en este calabozo.
Puto el que lo lea. Préstame a tu hermana.
Y mi número telefónico en medio.
Lo último que haré será escaparme de mi corazón,
no sin haberlo pateado
por coger con mis pulmones traidores.
Ya lo dijo Michelena: Sin arder nos hacemos ceniza.
No soy el cigarro que puse en tu boca
como un cartucho marca ACME de dinamita,
y tampoco eres el aire.
La vida no es una llama, pero siempre nos chamusca.
Agarré lo que pude y me agarraste de donde pudiste.
Aquí se rompe una taza y cada quien a su casa.
Aquí se rompe una jerga
y todos se van a
dormir.
Besitos, culeros.

23 de mayo de 2025​

 

¿¡Sabés cómo me encabrona que me manden a dormir!? Bronca re que no sigas la rimita... ajjajajj, tanto que me olvido que yo te quiero así: catarroso, enfisémico y soreto.

Me gusta encontrarte acá, Flaco.

Abrazo re y clanclazo pior.

 

Voy para ocho días sin fumar, así que traigo los ojos volteados y espuma en la buchaca. He tenido un par de noches horribles donde me he querido fumar hasta un calcetín sospechosamente tieso. ¡Y el puto calor! Aparte, ayer la amiga me llevó al gym para que me desestresara con una rutina light. Imagina: reguetón a tope, mis piernas flacas y mi paciencia. Hoy soy un perro atropellado y apenas me queda el ladrido tembloroso, pero de todos modos...

¡Cuidado con el Pedro!

Tenquiu por venir. Te mando otro abrazo hasta las fumarolas de Melmac, carnala Rominovski.

 

Yo lo único que te puedo decir, carnalito Pedro, es que tiene un mérito de cojones escribir poesía de la buena en pleno mono tabaquero, yo no podría (de hecho me cuesta hasta estando echando humo). Estoy contigo, amigo, aguanta un par de semanitas más, que tú puedes
Un abrazo, campeón

 

Muchas gracias, carnalito Luis, por el ánimo y las palabras; son muy significativas viniendo de alguien que sabe de lo que hablo. En realidad estoy tratando de diferir la neurosis (a veces casi psicosis, ja, ja) entre la escritura y el tiempo al aire libre. Solo cuando intentas dar un trote y a los cien metros estás tosiendo los pulmones te das cuenta a lo jodido que has llegado, pero ahí la llevamos.
Como el perro de Pávlov, pero más fetichistas, tenemos los rituales que nos motivan a escribir; si el condicionamiento se rompe, toca reinventarse: escribir en cueros como Balzac, o de pie como Víctor Hugo, porque el vicio de escribir no nos lo quita nadie. Así que no te me duermas, crack, que estás lento y los zombis van ganando. Que no sea por default.
Cuídate mucho, carísimo valedor. Va mi pinche abrazo libre de monóxido.

 

Va usted a engordar. Me lo imagino comiendo a todas horas ja ja ja...

Es muy fácil dejar de fumar, yo lo he dejado un montón de veces ja ja ja...

Hasta una vez, trabajando en un pub musical, lo intenté y no pude, y eso que no se veía por el humo del tabaco reinante allí. Tan reinante que salías con la ropa apestando a tabaco y al entrar, con la primera bocanada de aire, te entraba nicotina hasta por los odios ( sí, odios) ja ja ja...

Aguante aguante aunque engorde.

Salud, compañero (fumando o no fumando).

 

En eso de dejar el cigarro es fácil porque lo hago todo el tiempo tienes razón, lo dijo Twain y lo digo yo. Esperemos que esta sea la buena porque hay horas que prefería una patada en los huevos, pero con cigarro en la boca. Lo de engordar es inevitable. La década pasada pude dejar el tabaco durante más de dos años y subí 10 kilotes. Lo bueno es que con sesenta kilos ya no te lleva el viento, como a las palabras y las promesas de dejar de fumar. Supongo que puedo acostumbrarte a pesar setenta con la gracia de toparme con personas tan geniales como tú. Te tuteo porque eres banda, eres real y comprometido con lo justo, esa entelequia. Así que llámame de tú, carnal. En estos tiempos canallas sería un honor.
Va un pinche abrazo de calidad.