Abre esta carta sólo cuando te sientas triste y no antes, mi viajera hermana.

Hermana mía, sangre amada,
dulce, Panda serrana,
por ti están tristes mis letras,
niña Carmen Adriana.
Mas aunque siento calambres
por que te vas de mañana,
no sufro poco ni mucho,
pues te vas muy bien amada.

Te vas con todas las palmas
de cada mano en el clan,
y aunque algo tontos y torpes,
algunos aplausos te dan.

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Siembra en tu älma virtudes,
que den cosecha a tu vida,
y puedas tragar fortuna,
dicha, amores y alegría.

Mas cosechar no es fácil,
has de despertar temprano,
has de dormitar muy noche,
muchas las lunas del año;
has de sentirte cansada,
por tanto inmenso trabajo,
que hasta volverte educada
pudieras, ¡Dios me haga caso!

Templanza, mujer, tu aprendas,
en esos lugares del mundo,
a conocer equilibrio,
entre lo plano y profundo.

Justicia siempre compartas,
que siempre busques al paso:
paso que pasa y pasare,
justo, honroso y meditado.

Fortaleza, fluya en venas,
nade Meduza en sus aguas,
y que de un golpe en torrente,
mire tus glóbulos piedras;
mire tus huesos columnas,
enormes y coloreadas
de un sutil rojo brillante
mezclado con vetas blancas.

Prudencia bien te hace falta,
pues es forma de mezclar,
lo que se idea en la cabeza
y lo que lo hace estallar;
es razón que va indagando,
causa, consecuencia y actuar,
va motivada por gozo,
que a puro empujón lleva y trae.

Mas otras virtudes faltan,
en esta filosofía,
las teologales te falta
muy bien pulir, mi hermanita.

Fe necesita tu alma,
es portadora de calma,
nada que ver con la Iglesia,
es más creer en la magia;
es pretender que hay un cosmos
que va fluyendo en constancia,
es intentar entender,
esas leyes que demanda.
No necesitas poner,
nombre a esa cosa tan magna,
amor, equilibrio o poder,
que te ata y te desata.

Esperanza no se encuentre
nunca en tu mente agotada,
es una razón ingenua,
que le da vida a la magia.
No es verdad o es mentira
es nunca catalogada
pues de ser cierta o ser falsa,
ya fuera un hecho, no magia.

Caridad entre en tu cuerpo,
que ës dar lo que te sobra,
no sólo es algo concreto:
comparte lo que te asombra,
no guardes conocimientos
como si fueran la gloria,
ni creas que el oro del mundo,
sea en tus bolsillos victoria,
comparte tus pensamientos,
con cada ser, cada escoria,
tantas sorpresas logramos,
que a lo mejor la transformas.

Toda virtud es con calma,
toda virtud es experta,
ejercitándolas vayas,
abriéndoles bien la puerta.
Deja que inunden tu cuerpo,
cada sentido, con calma,
porque es su funcionamiento
en pecho, en cabeza y en alma.

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Inteligencia, mi panda,
mantén rodando el molino
que en tu cabeza se asienta:
¡piedra rodando con ritmo!
Lee palabra cualquiera
no importa de donde vino,
escucha, mira y devora
pero con algo de tino.

Con poderoso diafragma,
bien canta lo que sea bello,
y cuando la vida te alegre
pues díselo sin recelo,
y no creas que no te escuchan
tierras, mares y cielos,
agradéceles, pues te animan
aunque no exista remedio. (Fe)

Pero también es que a veces,
discreta guarda silencio,
graciosa, fina y secretas
las cosas que llevas dentro.

No ataques los juicios necios,
mucha elegancia y déjalos ir.
No respondas al idiota,
pues idiota ha de existir.
No defiendas causas tontas,
brillante debes vivir.
No te canses, visceral,
combina razón y fluir.

Y si te estalla el coraje,
iracundo manantial,
piensa que está en tus adentros,
y evapora el capital,
úsalo en movimiento,
como vapor industrial,
y no como un veneno,
piensa… ¡no seas animal!

Y si te estalla tristeza
muy dentro en el corazón,
que queman fuegos de hielo,
y atízase gran fogón,
grítale rauda a memoria,
gigante de condición,
sublime hermosa y flotante y
que apaga la quemazón:
cubra de tierra y de agua,
y abra tus ojos al sol,
que llegando hasta tu pecho,
germine tu corazón.

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Nunca estaremos distantes,
toda la familia y yo,
somos la tribu campante,
con conchas y con ‘bongós’,
con luces y con silbatos,
con ánimos y calor.

Ánimo, panda, mi amado,
animal sacro de hermana,
que aunque bien hueles a paja,
paja es mi esencia adorada.
Hiende esos pies en el suelo,
nada te mueva obligada,
cosa cada una que quieras
será por tenerla deseada.

Soy un sencillo monstruito,
perro, rata o serpiente,
pero si es que algo te pasa
voy a buscarte demente.
Sola no estas, niña, nunca
sólo estás lejos de enfrente,
la diferencia es muy simple:
si estiro no alcanzo a tenerte.
Mas eso es pequeño detalle
ahora ya casi no cuente,
con tantas maneras de hablarte,
dolor más pequeño es no verte.
Dolor alegre, de repente,
dolor por tu sangre ausente,
dolor gustoso o penitente
pero que no mata gente.

Parte audaz, alma adorada,
firme ejemplo respetado,
de lo que logran los cuerpos,
cuando lo tienen pensado,
Vete alegre y entregada,
sueña libre, vive claro,
y si de ganas no cabes,
¡pues libre salta en un charco!
Camina bajo la lluvia
y ríete del tarado
y pide muy mil ayudas
y ayuda al necesitado.
Vive con tanta soltura
cual si estuvieres soñando
y quédate bien segura
que aquí te quedo extrañando.

Aprende, mi loca hermana.
aprende y enséñame al rato,
sabes que te quiero tanto:
te admiro, te apoyo y te amo.
Te admiro, te apoyo y te amo.

​

 

Ah, lo siento, a veces mi vida se mueve por el impulso y mantiene la regla en su forma ignota, una vez que lo publiqué y lo volví a leer, sentí la necesidad -quizá necedad- de agargarle algo más, en fin, que no se repite más.

En cuanto a mi texto, creo que siempre he buscado que me den este tipo de consejos en la vida y no es común que alguien se dedique a formularlo en un poema y menos en romances.
Lo que es maravilloso es que allá, en alguna tierra lejana, el objeto de este escrito, persona tan amada, lo tiene pegado en lo que es su recámara; y lo mira, por fragmentos, cada vez que está acostada... ya se duerma, ya se dé por levantada. Lo ha impreso muy grande y lo pegó en el techo, justo arriba de su cama.

Gracias por leerlo, Julia, que para eso es que está hecho con entrega... y por derecho.