Espejo del alma

Me miro en el espejo,
en el cristal del alma,
y encuentro una verdad que en sombras se recala.
No un rostro, no un error, sino una dura calma:
la huella que en el pecho una esperanza falla.
Mustio el jardín del pecho, seca la fuente clara,
regado con la lluvia de una espera vana.
Las flores que ofrecí, marchitas en su ara,
por una mano ausente que las quiso sin gana.
Y hoy brota la decisión desde la raíz profunda,
un grito en el silencio que todo lo circunda.
No es furia,no es rencor,
es una paz que funda un nuevo territorio donde el alma no se hunda.
Basta ya de esperar en la estación vacía,
el tren que no llegaba se perdió en la lejanía.
Mi merecer no cabe en quien me lo negaba,
mi valor no lo define quien no lo valoraba.
La espera se ha quebrado,
el hechizo se rompe,
mi espejo ya no miente,
con claridad me acompaña.
Y en sus ojos nace una distinta,fuerte pompa:
la que se merece todo el amor que no se topa.
Ya no miro el camino que se llevó tu paso,
miro el que está naciendo, limpio, sereno y escaso de huellas que no marquen con respeto el ocaso,
pero brillante y ancho para mi propio abrazo.

(Seriocha Rosabal Fernández. Cuba.)