Cómo te extraño

Amarte era realmente fácil, como discurren los ríos de las altas montañas, surcando las rocas que intentan detenerlos. Inevitablemente, mis pupilas seguían el atrapante calor que desprendías, el rastro de tus hilos de energía. El horizonte de sucesos marcaba el punto de no retorno, donde voluntariamente me sumergí. Acariciando tu pelo que descansaba sobre tus hombros, ese mismo cabello que muto en símbolo de amor en un invierno. Estaba ahí presenciando un evento astronómico, sorprendido del remanente de estrellas que quedaba en tus ojos. El plano físico abriendo las cerraduras de mi espíritu, donde me dejaste entrar.
Pero la nostalgia me invade, por no saber cuidar de ese amor. Entonces los días pasan y las noches se hacen largas. No te encuentro en el firmamento donde solías estar, y ese vacío tiene peso, que se aferra de mi esperanza dejándola en el suelo. Si vieras el filtro gris que me acompaña cuando despierto.
Es que te amo tanto que en ocasiones desespero, se me olvida respirar, algo tan básico como dejar fluir al tiempo. Mis acciones repercutiendo por querer llamar tu atención. Que ganas sentir tu presencia amor mío.

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