Mi vida es demasiado egoísta, pero qué puedo hacer

Una catástrofe en algún lugar del tercer mundo,
un político más pillado con las manos en la masa,
los poderosos y su ego desmedido, otra muerte
por violencia de género, no hay fin para las guerras
y la hambruna…

De todo eso hablaba el periódico de hoy.

Yo a mis cosas: el paseo junto al mar,
una cerveza en la terraza de siempre,
leer un libro, una buena película
con la que pasar la tarde, por la noche
salir un rato con los amigos.

Haré todo lo posible
-y lo imposible-
para que mis cosas sigan así
y nunca se conviertan en noticia.

 

Supongo que todos podemos hacer alguna cosa, por pequeña que sea, para intentar mejorar un pelín esta mierda de mundo en el que vivimos (y que much@s otr@s lo sufren bastante más). Al menos no deberíamos callarnos nunca ante el empeño de aquellos personajes (y personajillos) que pretenden estropear el mundo más aún; hoy en día hay muchos medios para que se escuche nuestra voz.
En cualquier caso no es nada sencillo ser plenamente felices cuando se tiene un mínimo de conciencia y empatía por lo ocurre más allá de nuestras narices, paredes y/o fronteras, aunque sinceramente tampoco envidio nada a los que lo son (felices) debido a su falta de empatía e implicación con los demás.

Un abrazo, Ramón.

 

Suscribo tus palabras, Luis. Algo se puede hacer sin duda, aunque a veces se resuma en un "derecho al pataleo". Gracias por leer y comentar. Un abrazo.

 

Y el periódico de ayer, bien pudo ser de otra día. Otro mes o año. Es igual.

La corrupción no es un mal reciente. Su presencia no ha cambiado.
Lo que ha cambiado es su notoriedad.

Es como tomarse una cerveza local a pico de una botella ámbar y una etiqueta sostenida por la humedad.
O tomarse una cerveza muy helada, servida en un vaso congelado y te ponen junto una botella cristalina con logos impresos a colores y dentro la rubia espumosa.

Es lo mismo, pero su notoriedad es diferente.

Antes la corrupción se ocultaba, y se daba en silencio. Una ligera sospecha era descrédito.
Ahora parece estrella pop, que se anuncia, celebra, apoya y balconea en lo público.

Mejor vivir una vida calma, silenciosa y privada.

Salud.

 

Gracias, Alde, por leer y por dejar tu comentario. Un saludo cordial.

 

El problema es que actualmente, al menos en España, la forma de hacer política consiste en buscar en la basura para encontrar las miserias de la corrupción. Desgraciadamente la hay y mucha- no es nuevo, siempre la ha habido porque corromperse parece consustancial a la naturaleza de muchos de los humanos-si no la hubiera y la política se ejerciera por personas más honradas a los pobres ciudadanos nos iría mejor. Por mi parte siempre entendí la política como el arte de la controversia en el buen sentido entendida, es decir esa forma de proceder, la del político, donde uno está convencido de sus ideas, las expone con argumentos, y trata a su vez de convencer a los votantes de que sus ideas son más convenientes para el bien común que las del oponente ideológico. Parece que hoy en día esto no se lleva, lo que se lleva es el insulto, la descalificación por sistema y acceder al poder como sea, ya que cualquier medio, incluso, y sobre todo, la mentira, son válidos. Si a eso unimos la permisividad y casi la anuencia con esta forma de proceder y la falta de pensamiento crítico en general de los ciudadanos pues nos encontramos con que vivimos en una sociedad sin valores, aborregada y a la deriva. Así que yo seguiré en mi isla, y haciendo eso sí lo poco que pueda hacer dentro de mis grandes limitaciones. Un abrazo y gracias por comentar.