Cuando el silencio pronuncia tu nombre

No sé en qué pliegue del universo

se escondió el eco de tu aliento,

pero lo escucho.

No como se oye el rumor de las hojas,

sino como se siente una promesa

en el vientre de una estrella dormida.


A veces me habitas en los gestos,

como el fuego que no se ve,

pero calienta la médula del aire.

Te encuentro en la sombra exacta

donde el alma se desnuda

y los relojes se rinden.


No tengo palabras que no sean tuyas.

Las que invento te buscan

como un ciego que sueña con el mar

y camina por su nombre.

Aun el silencio —ese dios sin rostro—

cuando se llena de ti

se vuelve canto.


Te amo en los lugares donde no estás,

como ama la raíz

al agua que nunca ha tocado,

pero sabe.

Te pienso como piensa el cielo

a la luna que lo atraviesa sin prometer quedarse.


Y aunque te nombre en la ausencia,

aunque no rozara tu orilla,

sé que fuiste incendio sin ceniza,

y yo, un testigo mudo de su llama…

porque cada palabra que no dije

fue una llama temblando

en el umbral de mi pecho.


Y si el tiempo decide

que no seremos leyenda,

al menos sé que un día

tu nombre fue mi faro,

y mi voz,

una llama quieta

escribiendo tu eternidad

sobre el viento.



Rosa María Reeder
Derechos Reservados

 

El final, "mi voz, una llama quieta escribiendo tu eternidad sobre el viento", me pareció una despedida sublime, llena de amor
Un abrazo

 

Gracias Aide un saludo a la distancia

 

Cuantas inquietudes nos dejas en tus versos amiga Rosa. Añoranzas de ese amor que aunque lejano siempre está presente.
Siempre es un verdadero placer hacer un alto en el camino para disfrutar de la singularidad de tu pluma querida amiga.
Un fuerte abrazo desde los poéticos cielos de este halcón.

 

Es un bellisimo poema Rosa, me encanta.
Fuen un gran placer leerte.
Un abrazo.

 

Muy amable gracias

 

Maravilla de estrofa. Un gran placer leerte.

 

gracias poeta
Saludos cordiales

 

Gracias Maramin

 

Gracias me agrada saber que te gustó