No tiene sentido

La tempestad de la razón falaz,

cuando la mentira se reproduce como verdad,

cuando de los vientres envenenados
nace el futuro,
jugando con nuestro presente,
reescribiendo el pasado,
con la creencia de la inexistencia del error,

porque borramos nuestras desdichas,

nuestros fallidos intentos, a sangre fría,
por tratar de alcanzar una perfección,
que si se sueña es inalcanzable,
y si se olvida se convierte
en un pilar invisible
de una irremediable caida,

como la sencillez de afirmar
que no hay existencia más allá de la vida,

como la frialdad asesina
que mata el pensamiento crítico,
de quien aún no se ha cuestionado,

porque nadie ha respirado
fuera de aquel umbral
en el que se llega inerte y desnudo,

o quizás todo sea vacío,

entre infinitos distantes,

como el anochecer
que nunca se vuelve mañana,

como la luna
que nunca se acuna junto a las estrellas,

como las nubes
que su última tristeza
promete un cielo gris,

como la última tormenta,
que sacia las fauces del caos,

como todo final
que no ha de volver a tener un principio,

pero por un principio ha comenzado,

¿tiene sentido pensar
que no hay un sentido fuera de nosotros?.