Efluvios con sabor a mandarina.

En las huellas dactilares de tus labios,
se dibujan secretos de acero,
que el tiempo ha guardado.
Caricias de terciopelo, tibias, calladas, susurran promesas en noches estrelladas.

Tus cabellos de tinta de mar,
ondean como olas en un suave vaivén,
cada hebra un suspiro, un deseo a alcanzar, un reflejo de sueños que nunca se ven.

Efluvios de luna en tus ojos brillan, destellos de magia que mi alma destila,
en cada mirada, un universo entero,
donde el amor florece, garante,
fiel y sincero.

Cuando tú, te ausentas,
eres el verso que falta en mi canto,
mis sueños no danzan,
las horas se deslizan como peces de roca,
los instantes se visten de nostalgia.

La pluma del tejedor se unta con tinta cuajada,
tejiendo recuerdos en el lienzo del alma;
cuando estás ausente.