Hoja ligera cae de las alturas de una ceiba

Hoja ligera cae de las alturas de una ceiba

Deslizándose suave en sensual movimiento

con su amante el viento

El romance con el gigante ha cesado.

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¡Qué fácil desprendióse de su viejo enamorado!

Solía aferrarse a los brazos de la ceiba en primavera

Creía que la luz de abril sería eterna

Y llegó junio con la pasión de verano.

Testigo fue el sol de que se amaron,

Se amaron...

Y allí el viento siempre constante, amante

Esperando a destiempo, del tiempo...un solo instante


Para septiembre el otoño se vistió de dorado

Oreando las raíces y los tallos

Secando las flores y los amores pasados

Y por fin aquella hoja el viento hubo robado


Hoja ligera cae de las alturas de una ceiba

Seca y afilada cortando el alma de su enamorado

Hoja que ahora yace muerta sobre la tumba de hierba.


Su amante por amarla tanto le ha matado

 

Qué triste historia muy parecida a la vida real cuántas veces por querer tanto terminamos haciendo daño a otras personas por eso tenemos que aprender a ser generosos en el amor y no ser tóxicos por eso los hombres tenemos que sacar a nuestras mujeres a bailar y llevarlas a la heladería por lo menos cada 15 días.

 

Esa idea de la heladería me gusta, aunque si me llevan un cubeta de helado a casa no me quejo .
Ya en serio, creo que en esto del amor muchas veces perdemos la noción que todo tiene un ciclo y que cada cambio de ciclo hay que ser cuidadosos de lo frágil, cada cambio de estación hay que renovar lo bueno.

 

Cada evento posee un reloj oculto a la vista. Como el amor o el deseo, o la pasión... depende de cada uno saber mantenerlo vigente.
El romance de la ceiba y la hoja bien puede resurgir el próximo verano.

Saludos.

 

Maravilla de poema. Amores que matan. Un placer leerte.

 

Gracias por pasarte por aquí Dragón y dejar tu acertado comentario.

 

Gracias Luciana, un honor que sean de tu agrado mis letras.

 

Muchas gracias Maramin, por tomarse el tiempo de leerme y comentar. ☺