Cajita de plata.

Ya solos los dos nos dijimos
palabras sin voz, escondidas
en suaves caricias, vencidas
del amor que entre ambos tejimos.

Que brillo del día gozamos,
el cielo esparcía sus nubes,
el sol nos pintaba querubes
de rojo y violeta como amos.

Quisiera guardar ese día
en una cajita de plata
y verlo, si en mí se desata,
tristeza de angustia tardía.

Que alumbre ese sol mi momento
y cese el dolor, el tormento.​

 

Todo duele menos después de transcribirlo. Un beso, Luciana.

 

Gracias Marcos, por tu amable comentario. Un abrazo.

 

Querido Sergio, gracias por comentar, pero nada me duele gracias a Dios. ¿Sabes?, estoy leyendo un libro de Alejandro Zambra que se llama "Poeta chileno" y me acordé de ti. Según ese libro, en Chile la poesía es tan amada que todos son ahí poetas, hasta los múltiples perros callejeros que hay en Santiago, aunque creo que exagera. Es una lectura muy agradable y hasta cómica en ciertos trechos, pero lo interesante es que nombra a los poetas chilenos consagrados. Yo ya conocía algunos como Nicanor Parra, pero a Enrique Lihn Carrasco, no lo había leído y mira que es muy bueno. Gracias por comentar. Un beso.

 

Muchas gracias, compañera Luciana, por compartir con nosotros tu inspiración. Todo lo que es valioso se guarda en un lugar especial. Te envío un cordial saludo desde este enero frío.

 

Querido Pedro, poeta, gracias a ti por pasarte y leer y dejarme tus agradables palabras que aprecio mucho. Un abrazo fuerte.