Érase

Érase una vez mil y un bosques de pinares verde oliva,​

érase unos locos amargados, pirómanos de la vida.​

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Érase una vez mil y un espacios naturales de sin par azul marino,
érase mil y un rascacielos con sus puertos deportivos.​

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Érase un sin fin de espacios milenarios protegidos contra usuras,
érase mil y un desarrollos sostenibles y promesas futuras.​

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Érase mil y una ayudas al sector agroalimentario,
érase mil y un pobres campesinos para un solo intermediario.​

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Érase mil y un campos de naranjas, patatas, tomates...,
érase un mundo sin contratos ni sustento entre miles de emigrantes.​

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Érase un mundo de golf entre trasvases, césped, piscinas...,
érase paraísos de firmas en pomposas oficinas.​

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Érase recintos privados de gustosas y opíparas comidas,
érase un litoral atiborrado de sombrillas y bocatas de tortilla.​

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Érase una vez mil y un votos de toda confianza...,
¡érase una vez unos tránsfugas!​

Érase una vez millones de promesas de trabajo fijo...,

¡érase una casta de mercheros que del harapo y el puchero lucen trajes y oro pijo!



¡Érase una retahíla de adalides dando coba al apocalipsis...!,

¡érase una chusma de poderes sometiendo al mundo a un continuo eclipse!

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¿Y aún hay quien dice que ayer nunca fue mejor que hoy...?
¡Providencia, que me quede como estoy!​

 

Subsistir ahora es una competencia. Un saludo, Frankos.

 

Agradecido por el comentario, good...
En apenas 50 años tanto hemos evolucionado, cuanto más destruido. Salvo en avances sanitarios y alguna que otra ciencia favorable a la sociedad, del resto nos quedan secuelas y sus sangrantes facturas. Difícil dar luz y color a esta Tierra marchita.

Un cordial saludo.

Frankos