El dios de los paraguas

Canto a las luces cambiantes y a su fulgor y a la nada.
Canto a un azul macerado en el cuenco de la tarde.
Reverberan los espacios, que son tejidos solares,
canto al atuendo invisible que me viste de palabras.

En Dios me siento pleno, en Dios dejo de ser.

Canto a una dicha infinita que se disuelve en el aire.
Canto a la rosa cortada y al narciso que se doble.
Resuenan cien melodías en sus campanas florales,
canto en la escala del verso, canto con la voz quebrada.

En Dios me siento pleno, en Dios dejo de ser.

He cantado al Universo sin miedo a no decir nada.
Canto a un bosque de frutales, a los bienes, a los males.
Canto sin sostener nada porque me elevo en mi canto,
Canto al dios de los hechizos y canto al dios de los llantos,
canto al dios de la tormenta que es el dios de los paraguas.

 

gracias por leerme, como siempre, Anita

 

Mmmm, cantas a todos los dioses, a las cosas, a las flores...
Quizá sólo querías que lloviera, jajajajaaja.
Amigo otro día cantamos los dos y así ya verás que pronto viene la lluvia.


Un beso.
Ballenito.

 

Cuando tú quieras gracoisilla. Bs

 

Exelente poema, un canto hermoso, un placer .
saludos

 

Bello canto a la vida, a la naturaleza que siempre está presente en tus versos. Bello canto hermano.

 

Metáforas exelentes...final más que bueno...

Un abrazo, amigo.

 

Gracias de nuevo a los dos por estar ahí y apreciar mi poesía. Abrazos

 

El placer es mío Harman, gracias por pasar

 

Quiero comentarte de nuevo este poema, que fue uno de los primeros que te lei, y claro, me sorprendio, El dios de los paraguas... que metáforas!!!


Un abrazo desde Mendoza.

 

Gracias Gustavo. Me alegra encontrarte de nuevo por aquí amigo. Un abrazo