Visten de árboles sus sombreros

Los techos de las calles

visten de árboles sus sombreros,

toman de la nube el blanco cáliz

donde se agrieta el trueno,

se desnuda la rama,

el manillar de la bici olvida el giro,

la pequeña flor su tesoro inmóvil;

sin intención suicida

el amarillo remite

dentro de un sobre

en la entrega en mano

y afuera,

la música del acordeón

que se estira y encoje,

como la esponja que no tuvo Dios

para aliviar la pena.


Un pecado que se frota a fondo

y desaparece

no es menos pecado

que el carbón que tizna

las espaldas del clérigo.


Los techos de la estancia

de un hogar cualquiera,

en el que el fuego no arde

son nostalgias de la noche

y obsesión por las estrellas.


Es todo cuanto ahora digo,

la actuación se acaba,

aplausos encadenados vienen

silencio luego.​

 

Muchísimas gracias Rosmery por tu muy grato comentario. Abrazos afectuosos, José María.

 

Un poema fresco y evocador, que transmite calles serenas y hogares ventilados... una estupenda y amena lectura, felicidades por tu arte amigo Chema, Saludos .

 

Gracias a ti por tu presencia y tus comentarios siempre gratos. Saludos cordiales, Chema.

 

La vida son esa suma de actos donde se baja y se sube el telón sin pedir permiso.
Gracias por disfrute que significan tus letras en mis lecturas. Besitos cariñosos
vuelen hasta Madrid.

 

Gracias Anamer, tus palabras son siempre tan gratificantes. Besos cariñosos también para tí.

 

Buenos versos. Ha sido grata la lectura. Un abrazo.

 

Muchísimas gracias. Siempre tan amables y acertados tus comentarios. Abrazos afectuosos, Chema.

 

Gracias por tu comentario. Abrazos afectuosos, Chema.

 

Excelente, pero eso te lo puedo decir al oído porque estás sentado al lado de mí mientras decides qué película ver… besos de sabores en mi última noche en Madrid

 

Sí, aunque no fue la última. Pronto habrá otras juntos. Y la poesía siempre nos unirá, estemos donde estemos. Besos y siempre más.