Liberar un soneto.

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Es esto de escribir la llave que abre
la puerta al paraíso de la dicha
y puedo ir y venir ya contradicha
o lógica en mis versos sin que labre

muerte para mí sino. No más me arde
el dolor del error, ni da desdicha.
Arrojar a un soneto cual se picha
la bola de beisbol en una tarde,

sólo para jugar, por ver el cielo
atravesado en ágil trayectoria
partida en dos la cúpula celeste.

Es franca libertad, ningún recelo
que me enturbie la vida. Dulce gloria
liberar un soneto sin que cueste.

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Es una interesante analogía.
Un beso, Luciana.

Supongo que es tarde para objetar las asonancias en los cuartetos

 

Cierto, mira hasta ahorita que lo releo advertí que son rimas asonantes. Veré si lo puedo cambiar. Gracias por tu amable comentario. Un beso.