Mejor sin palabras...

Cansada estoy de corazones cerrados sin puertas.
De caprichos absurdos de malabaristas de cuerdas.
De palabras atadas sin sombra y sin huellas.
Ya me hastía el ruido incoherente de labios,
que dicen mas no sienten,
que hablan mas no cuentan,
que gritan y no se oyen,
que retiñen como címbalo mal oyente.
Son labios de perrillos sin dientes que aúllan,
mas morder no pueden.
¡Qué daño!
¡Qué daño hacen en los oídos y en la mente!
¡Bendita sordera, atráeme si puedes…!
Que entre tanto ruido incoherente,
mi alma se muere...

SHA.

 

Esto si que es una bella melancolía y lo demás son tonterias, es casi un grito de socorro tu bello poema, no se si fluye de la soledad, de el desamor, de la ficción o de una mezcla de todas ellas, el caso es que me he emocionado de veras al leer estos versos dijeramos que algo desvalidos que buscan una mirada cómplice, una caricia verdadera, de carne y hueso, una palabra que abra puertas. Querida Sandra tienes la bendita habilidad de llegar hasta el tuétano de mis sentimientos y a mí eso me encanta. Besote maño repleto de cariño y admiración a tope: MMUUAAKKSS. Paco.

 

¡Vaya, estos versos son realmente, por decirlo de una manera suave, intensos! Pero, mi buena amiga, te digo que depende en qué circunstancias, los silencios son aún más duros. Me parece que lo sabes. De todas maneras encontrar un poema de esta envergadura merece la pena una lectura detallada. Un enorme placer volver a encontrarte.
Con mucho cariño, un fuerte y fraterno abrazo.
Salva.