¡Habrá que seguir!

Con esa presión del pecho,
y ese vacío en las tripas.
Con ese peso en los hombros,
y esa tristeza infinita…

amanece, que no es poco.
Y este bendito suceso
recibe, este pobre loco,
como de la vida un beso.

Cada día el alma siente
que son alegrías pocas
para llenar el almario
las que la vida le otorga.

Comenzar a andar el día
con el sentimiento vivo
de que una mano te guía.
Que todo tiene un motivo.

Y las tripas de aleteos
llenar a fuer de suspiros,
erguir los caídos hombros,
henchido el pecho oprimido.

Oyendo la voz del viento
que te susurra al oído:
"Camina aún y no desmayes,
que no acaba aquí el camino.

Que habrá que seguir sufriendo
y habrá que seguir luchando.
Que habrá que seguir viviendo
y habrá que seguir amando".​

 

Saludos.
Muy buen poema. Me ha hecho sentir mejor...
¡Gracias por compartirlo!

 

Amigo, Joel. No tengo palabras para expresarte mi agradecimiento.
Que algo como lo que he escrito, desde la dureza de mi propia experiencia, te pueda haber servido para sentir mejor...
Ningún "me gusta", ni ningún comentario (por amable que sea) me ha producido tal emoción.
Gracias a ti.
Un afectuoso saludo.
Carlos.

 

Me ha encantado este poema.
Susurro de esperanza.
El enfoque de como hay que vivir la vida (luchando siempre) muy a pesar de penas, desfortunios, tristezas y desaciertos.
Saludos.

 

Estimada, Patrizzia. En primer lugar, gracias. Gracias por haberte detenido en estas letrillas y por tu amabilidad al comentarlas.
Me alegra saber que fue de tu gusto, solo hay un camino posible y es hacia delante, siempre.
Saludos para ti.

 

Estimado compañero, lúcido como siempre tu comentario, gracias.
Aceptación y resignación son dos cosas muy distintas. La aceptación es un proceso doloroso pero liberador, que nos permite seguir adelante. La resignación es la cadena que nos ata a un momento eternizándolo.
Cuando aceptamos lo que somos y nuestras circunstancias... podemos avanzar.
Como dijera Goethe: "Luz, más luz"... y un chupito de absenta.
Salud.