Casas Rubias

Son casas amarillas
en esta ciudad pequeña
y tan ajena a mi costumbre.

Casas hechas con ladrillos rubios
de rubias arenas-sol y río.

Viviendas rubias
con gentes cobrizas
agarradas al vaivén del agua.
La corriente,
esconde un deseo de garza blanca
entre su boca y la tarde.

Viviendas amarillas
de ladrillos amarillos,
como la calle de ladrillos amarillos que cautivó a Elton John.

Yo bebo sol por mi camisa
y me crece espesa una barba de deseos y ansiedades
en esta ciudad de la que me despido por la tarde.
Esta ciudad de casas rubias
indiferentes a su barro,
hechas con ladrillos rubios.
Ladrillos hechos con sudor,
entre las rubias arenas-sol y río.



Septiembre y oriente de Venezuela. 2015. César Guevara.

 

César...
al leer tus versos me fui adentrando a esa hermosa ciudad de Casas Rubias, y fui disfrutando de sus calles, de su gente, y de su bello paisaje, sintiendo también el sol tropical que cae sobre mi. Abrazos, amigo!!!

 

Pues bienvenida a este paisaje de sol profundo y casas amarillas, como la calle de ladrillos amarillos que cautivó a Elton. Te envío, por ser tan bella conmigo, el vínculo de esa bellísima canción, cuya letra venía repitiéndome muy dentro de mí mientras el bus, al final de la tarde, partía ayer de esa ciudad deltana, llena de río Orinoco y de casas hechas con ladrillos rubios, rubias todas ellas, como hijas del sol.



Gracias, linda Mar_ (Con un alma innegablemente de Lobezna...).

 

Siempre un placer reconfortarme en la lectura de tus poemas mi hermano, y como no, siendo como eres te apegas a ese costumbrismo repleto de melancolía que te tiene amarrado como árbol a esta tierra.

Un abrazo y un reiterar ese gran respeto que te tengo.

Jon

 

Bonitos versos bucólicos, llenos del sol y los colores orientales, un bonito paseo por esas calles hermano, gracias César, un fuerte abraso.

 

Hermano vasco, hermano humano, hermano hermano, gracias por visitar mi poema y por todo lo que dices. Te envío hojas verdes de ese árbol para que las siembres en tu suelo. Así serán tierra con tu tierra, tierras hermanas. Un abrazo fuerte, fuerte, mi compa.

 

Tucupita me dejó impregnado de sol, río, esencia warao y casas que de verdad son hechas con bloques amarillos. Bloques hechos con arenas amarillas de un bellísimo amarillo tostado. Nunca había visto casas así, rubias, hijas del sol. No sé por qué las frisan, si se ven tan hermosas descubiertas. Llegué esta madrugada, tal vez un poco más loco que de costumbre. Pero, ¿qué se le hace?

 

Que imagen tan bonita has pintado con las icónicas casas del oriente de nuestra Venezuela, especialmente el sentir que se palpa verso a verso, de esas gotas que rodaron y a las manos le dieron vida y tenor labriego.
Un bellísimo poema César!
Camelia