Fin de 25 años de historia.

Le mira y aún le ama y es que el amor impersonal jamás tendrá término fijo. La declinación del sexo pasional y obsesivo, o por mero querer; eso sí tiene término fijo. Pero veinticinco años fueron la caducidad de la unión de aquella pareja. Ella aún le deseaba porque aunque el tiempo pasara su esposo virilmente le gustaba; él, en ella no tenía interés alguno y la descuidó aunque ella para él se arreglara, pero si a la verdad nos remitimos, en todo fue un descuidado, menos en su apariencia personal ni el sexo de tiempo en tiempo por cumplirlo. Lo cierto es que todo tiene un límite y van nueve años sin caducidad, para no volver a ser pareja. Ahora, él, sin gota de amor le mira; bueno eso no es nada nuevo, pero sexo casual sí quiere, claro por lo de la vieja costumbre de promiscuidad; es que hay personas que con el tiempo no cambian pero el tiempo sí cambia las cosas. Y ahora es ella quien le dice: Sííí…. ¡Nanay cuca!

 

Es bastante triste tener que mendigar sentimientos o deseos. Esta prosa es un fiel reflejo de la pasividad, de ese dejarse llevar asumiendo que la permanencia en lo malo es mejor que cualquier intento de querer cambiar, eso de más vale lo malo conocido..., pero y qué hay de lo que puede llegar si se intenta?

Un espejo donde mirarse...

Saludos Gloria, un placer la visita.

Palmira

 

Así es muchas veces compañera la vida en pareja,
está claro que la perfección no existe y mucho menos si hablamos de matrimonio.
Entonces cada uno por su lado
para buscar quien diga que sí al amor y a una noche de pasión.
Saludos.

 

Sí Uqbar, me parece interesante esta historia porque cuenta experiencias para que otros y otras se miren en ella. No es nuevo que cuando algo tiene fecha de caducidad, y si cometes la terquedad de comértelo. te intoxicas; en cambio te sientes tan aliviado/a cuando alejas de ti esto que sin duda no es sano para ti. Te agradezco inmensamente el que te hayas pasado por aquí y dejarme tu bien venido comentario.

 

Un placer volver a ver tu huella poeta. Claro que sí, el baile no se termina sino hasta cuando la música acabe.

 

Espléndida hermosura divina de excelente calidad.