Adiós, pájaro de limón.

Jamás desgarraste mi vientre,
y te vi caer de mis brazos
tantas veces como pude verte caer,
la gente sigue silbando y te digo algo,
todos somos capaces de hacer algo
que alguna vez ya hicimos, y no eran tus stereos,
ni tu corazoncito de mermelada,
eran las grietas
que dejaron los inservibles
que nunca te cocinaron un arroz con huevo,
los cartones gélidos que promulgó la noche,
me siento nula, nula, pateando mi memoria,
incendiando los parques donde juegan los niños,
con todo y niños,
qué tiempo me diste?,
dije voy a la bodega por vendas y…
Te odio, te detesto, jamás he amado tanto,
jamás volveré a crujir los dientes
entre los soplidos de los cuervos,
porque cada vez que soplen
te veré descuartizar edificios y luces metálicas
a punta de gritos y gemidos catatónicos,
tan inocentes como las aves
que dejaste bajo mis alas y yo sin saber de pájaros,
y yo sin saber de nada,
fuiste el último de los únicos
que amamanté en mi sequedad
para evitarle morir.
Ayer vi los jardines que colgaste
de las nubes de las 5 de la tarde,
ahora yacen serios, sin mirarse,
como cumpliendo por cumplir
hasta desgastar su última uña,
he intentado colocar bombas en las iglesias
y sigo con esto, como diría Constantine,
de que dios es un niño
con una granja de hormigas…
Ahora entiendo lo de
“para dejar de ser hipócrita,
he tenido que ser muy inmoral”…
Pero me paso los mares más oscuros
cavando las olas
para encontrar alguna ceniza
con al menos una esquirla de tu sonrisa,
vuélame,
desconéctame,
incéndiame,
entiérrame,
nada es nada sin tu algo,
la nieve que inventaste para hacerme sonreír,
qué tiempo me diste?,
dije, voy a la bodega por cremas y…
Grita ya, desgárrate,
ya nadie volverá a descuartizarte,
ya nadie te morderá los domingos,
cae ya del cielo
como las grietas floreadas
que destilan abejas y millones
de unicornios rosados
aterrizando sobre los olivares,
te dejo un peine en tu lado de mi espejo
para cuando decidas tomarte una foto,
si pasarán frio tus alas?,
come por favor,
no hagas caso a los profesores,
dile a dios que ahí no más, muchas gracias,
otro día sí, con mucho gusto.
Y nunca dejes de gritar,
gritar tan alto que hagas florecer la luna,
tan alto que detengas las prisas del tiempo,
que hagas envejecer los cabellos albinos
de los árboles secos en las bolas de cristal,
fuiste el último de los únicos
que amamanté en mi sequedad
para evitarle morir.
Qué tiempo me diste?,
dije, voy a la bodega por vendas y…
No te prometo nada,
solo que para dejar de ser hipócrita,
seré tan inmoral como pueda,
aprenderé de pájaros,
algo más que “vuelan”
te dejo un peine en tu lado de mi espejo
para cuando decidas tomarte una foto,
y come, por favor come. ​

 

Un saludo y es un placer leer su poesía , saludos

 

Lamento que te hayan dejado así solita, Juventud. Y que tu sangre-sentimiento haya sido este poema tan hermoso. Así es la vida. ¿Qué más? Te felicito. Una persona que invita a comer a otra que la ha dejado no puede tener un corazón malo.

 

Me ha gustado , esa forma desparramada de escribir, sacando todo de una buena vez!
te va un abrazo

 

Desgarra esta letanía del alma, casi puedo ver un cuerpo licuado de soledad. Cuánto vacío hay en la certeza de un adiós...

Abrazos

​

 

Sí... Sí.

 

Todos tienen un corazón, nadie sabe si es malo o bueno, es sólo un corazón, no me "dejaron", el se fue, regreso a casa, pero sigue conmigo, jamás me dejará, lo juró y así lo siento.

 

Si al menos hubiese habido tiempo para decir adios...

hugs