Lo que ocultábamos

Demasiado fue el trato
con el que nos comprometimos,
y demasiado también los límites impuestos;
y los dos lo sabíamos.

Ese día estabas radiante;
y pensar que nos duraría tan sólo una noche.
Amaneciste con otro, y yo con otra que viste…
Preparé todo el divorcio
la noche antes que el sí me diste.

Qué pecaminoso eres, Gabriel,
y qué sombras me dejas al vuelo.
La verdad… no se puede saber,
si el amor es dolor, o el amor es placer;
placer o dolor es verdad,
siempre y cuando nos diga el amor,
que el placer se regala y se va,
y el dolor no lo quieres ni ver.

Que el amor siempre nos da,
y el que recibe, si esperas que dé,
sentirás si en lugar de ofrecer,
se lo queda sin más, mi querido Gabriel.

Nos sobraron desencuentros
porque los tuvimos encontrados.
Vivos sólo estuvieron los cuerpos,
y siempre muertos después de los actos.

¿Por qué nunca ríes, Gabriel?

 

interesante tema, muy estructurado, y misterioso, para leerlo mas de dos veces. gracias por compartirlo.

 

Muchas gracias por el comentario. Un abrazo

 

excelente trabajo en letras un gusto pasar a leer buenas noches...........

 

Muchas gracias por el comentario. Un abrazo