Deliciosa Primavera

Las abejas me persiguen,
ya tengo la casa llena.
Hace como unos tres años,
al principo, en primavera,
entró por la chimenea
una hermosa abeja reina.
Con su séquito llegaba,
empezaron a hacer cera,
y con ella los panales
¡Que El Señor las confundiera!
El salón y la cocina,
mi despacho, y por doquiera,
sólo se escucha una cosa:
Un zumbido que envenena.
Queríamos fumigarlas,
pero La Ley no nos deja...
Son especie protegida,
ninguna empresa se arriesga.
Llamamos a apicultores,
hasta vino uno de fuera,
pero los tres nos dijeron
que nada, que no hay manera.
Un teléfono nos dieron
en donde quizás supieran.
El que se puso propuso
sulfurar la casa entera.
Los de protección civil
salieron por peteneras,
ningún consejo nos dieron
que para nada sirviera.
¡Y yo venga con el fuego!
... porque el humo las altera,
y cometí un grave error:
Fijaron su residencia
en la pared interior,
y ahora no hay quien las vea.
Pero aún siguen molestando
y salen por la nevera,
por la rejilla de atrás,
zumbando su cantinela.
Con paciencia y resignados
nos acostumbramos a ellas,
soluciones no tenemos
y jorobarnos nos queda.
Algunas nos van picando,
en los pies, en las orejas,
pero el picor se nos pasa
con un poquito de crema.
En invierno algo se calman,
ilusión perecedera
porque las tías regresan
con la nueva primavera.

xxx

Churrete


​

 

Gracias, amiga... un beso. Churrete.

 

Gracias, amiga... un beso. Churrete.

 

Gracias Luis... la miel está inaccesible en la cámara de aire de las paredes exteriores. Un abrazo. Churrete.

 

Gracias, amiga... pero no... es real como la vida misma... ¡Una pesadilla! Un abrazo. Churrete.

 

Te juro que me alegras la vida, Eva. Besos. Vic.

 

Gracias, mi querido amigo. Un abrazo. Churrete.