La espada celta

La espada celta


La ropa está tendida en los balcones,
las paredes están llenas de humedad,
los bárbaros también lavan sus blusones...

Yo, Arturo, construiré el castillo
sobornando en cristiandad,
y podrá el romano más futuro,
decir Britannia, y saber del muro;
contar batallas desde altas torres
y amar las islas en hermandad.

Merlín me empuja hacia la espada
que otros no pudieron desenterrar;
en mi intento hay tres en uno,
hijo, padre, y espíritu santo que da que hablar.

Con el poder de no tenerlo aún claro
será fuerza como fuerza fue aquel huno,
cuya magia ahora es fe de buen cristiano;
comunión de poder participar,
aunque magos son los reyes
y los amos sólo quieren el caudal.

Pongo mi mesa redonda
para que nadie se sienta
gobernador en su pompa,
y aquel que quiera ser caballero,
humilde deberá saber
que los últimos serán los primeros.

Yo también fui bárbaro
y después romanizado;
que inventé y quise ese legado
porque unos sacrifican al hermano,
y los santos fieles al cordero;
que un imperio enfermo
necesita de un san Pedro,
y que un misterio sano
resucite el ministerio;
si cada dos tres son milagros,
mayor milagro fuera alano
construyendo un monasterio.

Madre, ¿dónde está mi padre?

Hijo, tu padre… Tu padre es el espíritu,
y tú el cordero del banquete;
pero no morirás de igual martirio,
como Abraham habrá armisticio
y reinarás sobre estas islas;
y llegarán días de mucho mito,
de reinas madre, de imperialismo,
de let it bis, de lady dis,
y de conflictos con attacottis,
escotos y otros pictos.

Llaman a la puerta,
y sé que me buscan a mí;
digas que la alberca,
es la causa que causa tilín.

Y si oyes las campanas,
¡corre hacia la iglesia!,
que los ángeles nos llaman
porque la hora ya es princesa.

Después vendrá el octavo
que partirá a la madre iglesia
por ir tras la Bolena;
poder tendrá ese pavo
culinario de la amnesia,
cual recuerdo cruel y vago
separado de condena;
que un ministro es anglicano
por un papa hecho una fiera.

¿Todo eso va a suceder, madre?
Que así sea si es razón del padre,
así sabré a qué atenerme
y cumpliré de Aarón el mito.

Como Moisés y su Holoferne
lo adornaremos con base cierta,
y quedará esta monserga,
como ese cuento de líneas circe
donde el escrito nunca se pierda;
que tuvo truco y tuvo izquierda
aquella espada celta en la roca firme.

La espada celta arrojada al lago
será devuelta a notorias manos,
y empuñarán su magia electa
cuando los hombres sean hermanos.

Que cada uno se las inventa
para pasar mejor el daño,
para tener el cabo atado,
y sólo el tiempo quebrado el yelmo
desvelará el común engaño.​

 

Historia en tus versares, que en manera romántica dejas parte de la leyenda.

Gracias Orfelunio por compartir tus líneas.

Un abrazo.

 

Muy buen trabajo amigo un reencuentro con la fábula un placer haber pasado por tus lineas

 

La historia va descubriendo y nosotros traduciendo...

 

Muchas gracias por tu comentario, NEMESIS. Un abrazo.

 

ORFELUNIO

¡Qué magnífica espada es tu poesía!

Un fuerte abrazo.
​

 

Gracias por su comentario, Guillermo. Un abrazo