Cada surco una historia

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El cielo está ausente
y se quemaron las amapolas.
Con el cuchillo y a solas
plasmo un recuerdo silente.

Cada surco en mi brazo
es dejar una prueba latente
de los campos y de la gente
que murió en suelo raso.

Las heridas sanan a veces
pero su constancia queda.
Para que nadie jamás pueda
olvidar que fuimos como reses.

Mi piel tatuada con orillas
me mantiene alerta
para tener el alma despierta
y sentir mis propias cuchillas.

Me ordenaron que callara
y cumplí mi cometido.
Soy el peor borracho abatido
que nadie jamás hallara.

Los políticos y sus causas
nos dieron grandes consignas.
“Ser pirata mientras te persignas”
Y como sea, dispersar las masas.

Con un cuchillo escribo los hechos
para que el sepulturero los cuente.
A fin de cuentas lo llevo en la frente
y no me esperan de rosas, los lechos.

©®Todos los derechos reservados bajo el nombre de Jorge de Córdoba, Barak ben Asís, Cesarfco.cd∴
​

Nada esta escrito... aún.​

Deuteronomio 32:35
Mía es la venganza y la retribución.
Al tiempo señalado el pie de ellos
se moverá con inseguridad,
porque cercano está el día de su desastre,
y los sucesos ya listos para ellos de veras se apresuran.​

 

Hermosos versos, un precioso poema magnífico.

 

Gracias Jorge. Como siempre un gustazo verte por estos lares.

Un abrazo.

 

Gracias todas Margarita por pasearte entre estas líneas.

Un abrazo.

 

Dramatica situación, donde lo que nos oprime es pasado a la piel, para que con sangre, se escriba el legado, testamento...
El sentimiento de culpa es agudo y hay autocastigo pero necesidad de confesión.

Realmente, hay mucho más...
un abrazo

 

Siempre hay más de lo que quisiéramos afrontar.

Un abrazote.