Aquellos pobres olvidados

AQUELLOS POBRES OLVIDADOS

Los apéndices urbanos
suelen ser su casa tumba,
el duro asfalto su cama
y los cartones suspendidos
entre el cielo siempre frío
y la tos sucia del metro
su manta.

Cláxones, gritos y putas
preceden a la medianoche
blanqueada débilmente
por farolas tartamudas.
Mientras, el pobre olvidado
escupe a su propia sombra,
reniega del alma humana
destilando un llanto amargo.
—¡Yo también fui niño! ¡niño!
¡y mi madre!; mi mamita...—
farfulla entre cabezadas,
mitad locura y mitad sueño.

La escarcha del albor
atenaza su gesto
anestesia el dolor
de la brecha terminal
de un alma
picoteada por las gaviotas del vertedero.

Prendiendo con fuerza el cartón,
ya extinto de licor,
lo lanza a la acera
mientras murmura
acompasado de un lúgubre estertor:

—hasta nunca circo cruel
espero no volverte a ver.

Y como siempre
vuelve a amanecer.


Kalkbadan, 2009

​

 

Aquí dejo mi huella. Un placer pasar por aqui.

Recibe mis aplausos y saludos!!

 

Me gustan las imagenes que formas. Lo haces bien. No asi la estructura del texto. Pero sin dudas creas buenos paisajes. Saludos

 

Hola!
Agradecido por vuestros comentarios. En cuanto a lo que comentas sobre la estructura, estoy contigo con que falta ligadura, los párrafos resultan un poco deslabazados, quizás como el pobre olvidado...
Tomo nota compañero!
Un saludo y hasta pronto,

 

Bienvenida y este poema es de esos que nos duelen en este devenir diario de todas las grandes junglas de cemento.

Un gran abrazo.

 

Te agradezco tu comentario Tuti,
disculpa por los meses de retraso.
Modifiqué la última estrofa para darle un poco más de recorrido al poema.
Con los tiempos que corren, la pobre gente sin casa, sin nada, se multiplica día a día. Es un sangría.

SALUDOS,

 

Otro excelente poema, Andreas, como todos los que he ido leyendo hoy por tu biblioteca particular. La verdad es que todos merecen ser comentados, pero no quiero resultar pesado.

el pobre olvidado
escupe a su propia sombra,
reniega del alma humana

un alma picoteada
por las gaviotas del vertedero.
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Creo que defines a la perfección el sentir de tantos y tantos marginados, olvidados por la sociedad.
Un abrazo.
Javier

 

Como siempre, un placer leerte; abrazo