Y tu sola presencia bastó

A Maritza, en los bellos salones de sus ojos

Apareces cuando una música expresaba
la voluntad de nuestra piel,
y tu sonrisa en el cabello
un movimiento tranquilo
que subía la pendiente del amor.
Amé el aire en tus brazos,
la figura apacible de tus pasos,
el lento caminar de tus montañas.
Amé una tarde tu crecido cuerpo
en la longitud de tus labios,
acariciados por extraño código,
de jóvenes druidas que cantaban
los inicios del punto del amor.
Volver atrás era un pecado largo,
tenebroso como el tiempo.
Volver…sí…para amarte me era permitido,
¡tú mi ángel ¡.
¡tú… perdición final!.
Apareces y amé un sueño
en que te rescataba
de sátrapas austeros
y de sacerdotes perdidos
en la ignorancia del amor.
Amé una caricia que nació
al amparo de tus ríos inconmensurables,
nacidos en regiones de manantiales,
donde tu nombre dio inicio a todo lo creado.
Amé tu cuerpo y te hice deleite
en un supremo recuerdo.
Amé lo que la tarde trajo y dejó:
descanso en el recuerdo...
Siempre.

 

Hermosos versos plagados de dulces recuerdos danzando en los salones del romanticismo. Estrellas y aplausos para tu poema dedicado, poeta.

Big saludos.

 

Gracias por tus palabras amigo,el romanticismo a veces me gana.Un saludo cordial.

 

Que brillante, como bosquejas y dejas plazmado brillantes momentos.
Exito y espero leer mas de ti.

 

Gracias amigo por tus palabras llenas de generosidad y nos estaremos leyendo.Un abrazo cordial.

 

Gracias amiga por tus palabras,si a veces me pierdo y no entro mucho ,pero cuando lo hago tambien me deleito con la fuerza de tu poesía.

 

Muy bello texto.
saludos,
carlos

 

aplaudo tu versar amigo, es todo un manjar para mis ojos y un deleite para mi alma.

 

Gracias Carlos por pasar por mi poema y dejarme tan elentador mesaje.Gracias