Zona de guerra

Anuncio de advertencia hay en mis ojos,
crueldad en mi mente, estoy en guerra.
Minas en mi piel, misiles en mi lengua,
fusiles en estas manos
que ya no quieren acariciar.

Buenos sentimientos acribillados
yacen inertes en las paredes de mi alma,
intenciones inocentes,
pensamientos bondadosos,
deseos generosos, todos muertos están.

Sueños desmembrados y el olor
fétido de la desesperanza,
la fe perdida entre pilares de recuerdos
cuarteados, cenizos
y a punto de colapsar.

Soy una zona de guerra.
Alma, mente, corazón, cuerpo, pelean.
Ya no se entienden, sólo se atacan
y las explicaciones para negociar
no les alcanzan,

porque no hay razones que justifiquen
a tanto dolor, la causa,
a tanta incongruencia entre hechos y palabras,
a tanto vacío que queda cuando te toman por trapo
para limpiar un poco sus asquerosas almas.

Soy una zona de guerra.
Bombas, metrallas, granadas dentro de mí.
Lamentos y derrumbes entre silencios,
todo escondido, mimetizado
y resignado a morir.

Recriminándome una y otra vez
lo tonta e ilusa que soy y que fui...
Que todo se reduzca a escombros
de la bondad,
que en defensa propia tuve
en esta guerra, que suprimir.


NS




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Y cuando el corazón se confronta el dolor hace que el ser se divida y se sienta así, en guerra... una forma muy certera de dibujar el conflicto interior cuando algo nos ha lastimado profundamente. Me ha gustado leer tu fuerte, pero no menos bello poema. Besos.

 

Bonita poesía. No se puede negociar con almas asquerosas. Por desgracia tenemos que
recurrir a la poesía para creer que no existen. Pero están ahí, ensuciando por donde
pasan en lugar de limpiarse a ellos mismos.
Pero creo que incluso el trapo más sucio de la tierra tiene la oportunidad y el deber de
limpiarse sin ensuciar a los demás.
Saludos cordiales.

 

Si María, la guerra es con uno...
Es terrible.
Gracias amiga.