Vuelvo

VUELVO

Al parecer los universos son restos de materia
que dejó sin barrer la nada.
Todo ello enmarcado en una duración.
Para que lo entendáis: cada universo
son restos de la nada acumulados
en uno de los lazos
de su viaje espiral al infinito.
La explicación del odio y la tristeza que invade nuestro mundo
se debe, compañeros, a que somos
el resultado de una mala racha de la nada.
La madre creadora se deprimió profundamente:
y es que es una putada ser eterno.
Y así, la nada, abandonó el telar de su luz
deshilachándose el tejido cósmico
que mantenía unidas a todas las almas de nuestro universo.
La casa de la nada estaba hecha una mierda,
y de esa mierda…, pues qué queréis que os cuente…
Recién amanecida abría la ventana a su espacio vacío
y se descorchaba una botella de aguardiente.
A carcajadas se reía mientras juraba reventar la historia entera.
Al llegar la tarde el vacío se hacía fuerte
y cesaba la euforia dejando su paso al silencio.
Del silencio pasaba al barro de las muecas,
de las muecas al llanto,
del llanto a la ansiedad del grito
y del eco del grito al asco de la angustia.
Siempre terminaba cagándose en Dios
y culpándolo por haberla abandonado.
De madrugada vomitaba una horrible sopa roja
atascando el retrete celestial.
Lo vomitaba todo, salvo su tristeza.
Jadeante y encorvada fregaba aquel ácido humeante
hasta caer desplomada sobre la alfombra de su delirio.
Y de aquellos tropezones que quedaban sin fregar
comenzó el proceso «vuelvo» más jodido
que jamás haya conocido la eternidad.

Vuelvo.
Procreaba fotones sin parar
hasta que me casé con un neutrón
que prometió cuidar de nuestro enlace
con la fuerza imparable del amor.
Alumbramos al poco a un electrón
y emigramos del pueblo a la ciudad.
Pero aquella ciudad tan habitable
creció en muy poco tiempo de una forma bestial.
Todos queríamos vivir en el mismo puto sitio.
Era tan provinciano no formar parte
de la cosmopolita gravedad…
Los oligarcas estelares inocularon en el modelo
un sistema insaciable que llamaron «mercado».
Una cadena de montaje de la que, sin darnos cuenta,
nos convertimos en siervos
autoengañados por una supuesta libertad.
El alma de los quarks fue automatizada por la materia
y definitivamente sometida a sus designios.
Viví la dictadura y los campos de trabajo
para dar luz a la oscuridad del imperio de unos pocos;
¡qué fuerza tiene la vida
aun sabiéndose carne de matadero!
Al final, los mismos sátrapas conspiraron entre ellos
reventando literalmente la ciudad entera.
Las almas libres de la antimateria
intentaron hacer frente al orden establecido
gestando planetas habitables y en paz,
entregando la energía justa de los astros
a un pueblo harto de tanta gravedad.
Pero el pueblo también tenía miedo.
Y así la insurrección fue poco más que un rizo
en el inmenso océano de los poderes fácticos.
Ellos sabían que no debíamos leer al Protón Hume
por demostrar el carácter revolucionario del amor.
Ni al Protón Nietzsche y ni al Protón Freud
por avisarnos de que el agujero negro del alma
siempre acecha con su puta materia de los cojones.
Ni al Protón Einstein y ni al Protón Bergson
por equivocarse en todo y dar en el clavo,
respectivamente, y viceversa.
Ellos sabían… lo que no debíamos saber.


Vuelvo.
Yo me follaba a todas las putas antipartículas del pueblo.
Llegué a perder la cuenta de todos los fotones
que vienen de mis quarks. Era el puto amo.
Después nos mudamos a la ciudad.
Tuve muchos neutrones
tantos como desintegraciones.
Curré como un cabrón en las calderas de las eléctricas,
¡pero eran buena gente! Ascendí y me regalaron por navidad
un látigo de cuero y tres litros de plasma con sabor a jamón.
¡Orden y cojones!, no hay más que eso.
Odio la flojera de los poetas y los cantautores.
Hay que acabar con esa lacra de partículas invertidas que me hablan
de protones pensadores que no tienen ni puta idea de nada.


Vuelvo.
Yo me follaba a todas las partículas virtuales.
Nada de contacto, todo virtual, mucho mejor.
Después nos mudamos a la ciudad
que tenía una red de electrones esclavos.
La realidad virtual necesitaba una excelente conexión.
Pobrecitos aquellos electrones,
pero, decidme: ¿cómo podríamos vivir sin internet?
Me hice un perfil de Protón Twitter
para cagarme en la nada.
Especialmente odiaba a los protones rojos ecologistas,
¡qué más da!, a los protones en general,
que venían con toda esa mierda del amor.
Cuando estalló la pandemia
me abrí un perfil de Protón Facebook
para hacer promoción de mi obra maestra
de cómo arreglar el mundo en dos giros de spin.
Y ahora tengo un perfil de Protón Instagram
donde plagio frases del Protón filósofo Paulo Coelho.


Vuelvo.
Muerte y devastación desde el instante cero.
Que viva el Protón Trump. Muerte al neutrón.
Protón Franco hizo embalses y viviendas sociales.
Con Protón Franco se vivía mejor.
¡Viva España y los Reyes Católicos!


Vuelvo.
Vuelvo más protón hijo de puta si cabe.


Vuelvo.
Yo es que soy gilipollas
y no sé qué cojones hago aquí.


Vuelvo.
Internet ha reemplazado a los quarks.
La realidad empieza y termina fuera del núcleo.
Tú eres los demás y los demás no son.
No existe el ser. Todo está fuera.
Todo se multiplica, no existe ya la suma.
Me apelotono hasta reventar.
¡Boom!

Vuelvo.​

Vuelvo.​

Vuelvo.​

¡Vuelvo!

Y en esto que Dios abre la portilla del primer cielo
y se encuentra a la nada tirada allá en el suelo de la cocina
en posición fetal y masticando el arrullo de un rezo.
La nada gira lentamente la mueca de su rostro hacia Dios
con sus pupilas licuadas en dos cordeles blancos
y su boca vencida por la baba del tiempo.
Sus párpados comienzan entonces a temblar;
—si supieras cuánto te he echado de menos
y cuánto me he echado de más.

—Cariño, ¿qué haces ahí tirada en el suelo?;
deja ya de beber esa mierda
que no paras de vomitar un vacío cada vez más inquietante...
Yo todo y tú nada, yo nada y tú todo, ¿lo recuerdas?
Hagamos, compañera, de este jodido mundo un mundo mejor.
¡La vida siempre empieza! Volvamos al salvaje ayer.
No te dejes llevar por el desconsuelo de ser eterna:

nunca serás eterna mientras vivas.​

Con la delicadeza de quien está enamorado
toma su mano y la levanta del charco de su tristeza.
Y una vez erguida la agarra por la cintura
y empiezan a bailar suavemente sobre las cuerdas del tiempo,
suavemente…, como suave es el movimiento del amor.
Y una lágrima rueda por los labios de Dios.


La vida vuelve, siempre vuelve…


Vuelvo
y esta vez

para quedarme.​

Kalkbadan
En Madrid a 13 de junio de 2021

 

Buenas noches
Unas lindas letras me desconectan esta noche
Gracias por compartirlas
Hasta mañana

 

Gracias a ti, Fabiola, por tu lectura.
Saludos y sigue bien.

 

Muy interesante tu historia, me gusta tu manera de escribir, una
gran lectura que disfruté inmensamente. Gracias por compartirla
en el foro. Besitos cariñosos que se aprieten en tus mejillas.

 

¡Gracias, Anamer, por tu lectura y comentario!
Un abrazote.