Vejez

Tú cuerpo,
te ves cansado,
agotado,
y le pides al tiempo,
que no fatigue más
el peso de las ojeras de tus ojos,
y tú cerebro,
¿por qué le pides misericordia
a los recuerdos?
¿Por qué ayudas
a la soledad
a tomar algunas parcelas
de mí vida?
Y ustedes, hermanos
suspiros,
por favor,
salgan despacio
para no lastimar mis labios,
y no permitan que el alma
caiga en el silencio.
Y ustedes,
frío y dolor,
sean bienvenidos,
seré su anfitrión
en este fragmento de la vida.
Y tú, hermano tiempo,
por favor no te apures,
que el jadeo me mantiene
inmóvil,
y tú, hermana vida,
dame tiempo
para abrazar
una vez más
a mi corazón...

 

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