Valentia

Por inhóspitos caminos empedrados,
un día de soleada mañana iba un aguerrido capitán
al frente de sus soldados,
sobrevolando su figura gallarda y la de los cientos de guerreros
que lo acompañaban,
un puñado de pájaros montañeros.

Cabalgando en sus pies de precario calzado,
suplicaban descanso para sus amoratadas,fatigadas piernas.
Creyendo cerca a su rival,
viajaban de hacía dos lunas sin apenas reposar,
nunca llegando a avistarlo,
su obstinación les convertía en títeres de su destino.

Sus gargantas resecas pedían ser regadas por ríos de agua,
mientras sus estómagos rugían el hambre a sus desesperanzadas
mentes,ambas eran ordenes sin rango obligados a no cumplir,
centrados sola y únicamente en su misión;vencer al adversario.

Con pocas armas en sus inseguras manos y arropados por su
desbordante valor llegaron al fin a su destino,
unos junto a los otros,
como una temible marabunta.
Allá en lo alto de una llanura,
se alzaba glorioso y dominante el enemigo,
haciéndoles olvidarse del hambre y la sed comunes,
cambiando ambas por el hambre de victoria y la sed de sangre.

Dieron cuenta de su presencia con un atronador grito,
que consiguió meter el temor en sus propios corazones,
haciendo temblar la tierra y llorar a Dios.
Preparados y con la duda puesta en su destino,
erguidos e inmóviles,
aguardaron la señal del líder.

Miradas de cientos de ojos desconocidos se observaron
y estudiaron sin piedad,
preguntándose por sus familias,
mujer e hijos,
a los que quizás nunca más volverían a ver gracias a su valentía.
Tales pensamientos anegaron momentáneamente sus mentes de
incertidumbre e indecisión.

Como por obra de un encantamiento salieron de su absorto hechizo,
produciéndose una odisea humana de galopes alocados
hacia una batalla perdida en su comienzo y carente de sentido.
donde no gana el que sobrevive sino pierde.

Cambió su color el cielo haciendo parpadear al sol
mientras montones de cuerpos tatuados de furia,
se daban a conocer con el violento choque de sus carnes
y el implacable roce de sus alientos.
A cada golpe de mazo y espada la hierba se teñía de rojo,
a cada grito una vida era cortada,
algunos,
aterrados huían ocultando durante años su cobardía,
y otros,
mutilados,
seguían defendiendo su causa sin darse cuenta siquiera
que pisaban su propia carne.
Y muchos,
heridos de gravedad en el suelo,
enajenados por la impotencia creían seguir luchando,
dejando escapar de sus moribundos labios ahogados gritos
de combate.

De centenares sólo uno quedó en pie,
sólo uno que victorioso sentía su alma vencida,
y así,
arrastrando torpe su cuerpo rendido regresa por inhóspitos
caminos empedrados,
un día de tarde empañada y muerto en vida,
un joven y abatido capitán volvía a su hogar,
mientras un pájaro montañero acompañaba su triste,
gallarda figura,
y la de cientos de almas desoladas,
que abandonaron sus cuerpos gracias a su valentía.

 

Mucha valentia la del capitán de tu puño,... mucha roja carne y hierba pintada de rojo.. mucha soledad y una historia constante.. no acabo de entederlo la verdad.. además de hablar de una batalla, no se si habla de historia... en todo caso.. me gustan tus metaforas y las imagenes que dislumbro de ellas.. felicidades "poeta"