Un nacimiento y una madre que muere

El día que de verdad cerré los ojos
fue el día en el que se abrió el tercero.


El cuarto andaba oscuro como de costumbre
y la luna, como lo hace en febrero, iluminaba la cama.
Tratando de dormir jugaba con mi respiración
hasta hacerla girar contra las agujas de un reloj ausente.

El juego se volvió rápido y frenético
quedando atrapado en un ritmo progresivo.
Me convertí en presa de cada latido magnético.

Mareado, inmovilizado y en expansión,
empecé a sentir como mi cuerpo, el recipiente,
era insuficiente para contener mi alma.
La presión se volvió furiosa y me volví silente
hasta que la espalda se rajó liberando un para de alas
que blancas trataban de liberarse.

Trate de ponerme en pie
mientras miraba mi cuerpo tirado, inerte.
Ahora yo era luz en la noche
y la noche confidente.
La luna madre, madre hasta el sol padre.

Las alas son para volar y volé.
Volé a donde siempre quise ir,
a donde todo es verde y no hay mas gris.
Volé mientras todos dormían y aun duermen.
Volé y por momentos percibí a otros en el aire.

Una gota que besó un lago a lo lejos
cortó mi aleteo y el silencio.
Inmóvil empecé a caer del cielo.
Caía hasta que toqué las aguas de ese lago
y me hundía sin emitir burbujas de vida.

En el fondo me detuve
y encontré la causante de esa gota mágica.
Era una dama que lloraba dentro del agua
y sus lágrimas eran tan espesas que resonaban
como las piedras que quiebran lumbreras.

La dama de ojos pálidos me dijo triste y sabia:
Haz nacido mientras, yo tu madre, muere
y solo te pido hijo que mientras me resta vida
acaricies las heridas que tus hermanos aun muerden.

 

Apreciado compañero de letras Guerrero Verde...sigue el poeta cantándole a la Madre Tierra...de mágicas imágenes...después de seguir la propia respiración se abre la mística puerta azul ó en algunos caso es un túnel hecho de hojas q simplemente te arropan...un gusto venir a leerle...gracias por hacerlo...por compartirlo...sus estrellas y saludos cordiales...Mariela