U u u u

Las sombras desgarraban a la noche.
Un grito agónico dejó una estela
mientras el aletear de un pájaro nocturno
dibujó una silueta a la luz de la luna.

El enmarañado bosque gemía
y amalgamaba todos los sonidos
con voces de cadenas arrastradas,
succión de líquidos sanguinolentos.

El ruido del filo metálico sobre la carne
dejó influjo por lo repetido.
Lenguas de fuego incendiaban
y chamuscaban la húmeda hojarasca.

Un ofidio reptaba en busca de sustento.
Una carcajada agónica, profunda
despertó de un tétrico letargo
y un noctívago, con vista firme,
afiló los estiletes para la cena
con sorbos de trago amargo.
​

 

Sombras que juegan en la noche
y desgarran más que eso: el alma.

Un placer leeros. Me ha dejado buen sabor de boca
vuestro poema. ¡Fraternales abrazos!

 

Inquietante poema que me ha gustado
besos y estrellas
Rosario

 

Agradezco tu presencia y el comentario. Un gusto recibirte. Un afectuoso saludo venezolano.

 

Me ha dejado aturdido... Un gusto pasar por tan fuertes lineas

 

Me agrada que te guste lo inquietante del poema. Gracias por las estrellas. Besos y saludos.

 

El gusto es mío para recibirte en este rincón. Gracias por estar presente. Saludos venezolanos.

 

los exploradores de la noche suelen tener prestos los estiletes, su hambre es eterna

son los gatos de ojos que brillan más que el sol, pretorianos de la luna

 

Gracias por tu excelente comentario. Saludos.