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Tu y tus caballos blancos

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por Rey de la Patagonia, 23 de Septiembre de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 280

  1. Rey de la Patagonia

    Rey de la Patagonia Poeta adicto al portal

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    Hombre
    Al mar me unen lazos fuertes,
    sabes…


    El mar era el lienzo donde dibujaba tu cara,
    cada tarde ,
    cuando me sentaba solo a mirar los barcos.

    El mar era un espejo cuando anochecía,
    y mi soledad se empequeñecía,
    tanto ,que cabía en un pañuelo.

    Se hacía la soledad porteña de un grito,
    y gritaban las olas conmigo,
    ¡Solo!, no, no estás solo,
    están las luces de caramelo,
    y los cerros de fuego,
    están los barcos,
    están los perros,
    esta su voz en el viento,
    y su ímpetu en las olas,
    cabalgadas esta noche por caballos blancos,
    blancos como los velos que sueño,
    los velos y tu pelo,
    tu corona de estrellas y tu anillo de lucero.

    Sueño con el mar y su espejo,
    con el mar y su lienzo,
    con esas noches pequeñas,
    llenas de perros.

    No alcazaba el negro espacio,
    no alcanzaba una noche ,
    para soñar con tu fuego,
    y ver tus caballos blancos,
    venir en lid frente a mis ojos,
    a calentarme la frente,
    y encender mis manos con tu fuego.

    Falta poco gritaba la piel,
    falta poco gritaba el viento,
    y el mar dormía, dormía y era un lienzo,
    y dibujaba tu cara y me murmuraba tu cuerpo,
    despacio
    como si no quisiera despertarme,
    con sus olas mansas me murmuraba tu nombre.


    Y podía verte en la marea,
    y descolgarte de los cerros,
    convertida en un alud de caramelos,
    y tu pelo era de fuego,
    y yo era fuego y lava,
    herviente y caliente,
    recuerdo, si, recuerdo,
    tu niebla cálida y densa ,
    material en la distancia,
    y cerca.

    El mar se quedo ,
    también las luces de caramelo,
    y los cerros de fuego,
    se quedaron los perros,
    y ese lucero que achicaba las noches,
    y las envolvía en un pañuelo,
    se quedo dormido en el espejo del mar.

    Yo que me acerque a tu puerto,
    creyéndome marino experto,
    que pensó navegar en el sol,
    no ,no…
    y sobrevivir solo con su timón, no…

    ¡¿Qué velas, que casco?,
    que popa que proa…
    ¡ todo ardió y se quemo¡
    tu sol... tu sol… era mejor de lejos,
    adornado de gaviotas.

    Me quedo solo el ancla,
    un par de remos sin mango,
    y dos botones blancos,
    como esos caballos que soñaba ,
    los que cabalgaban sobre tus otras olas,
    las otras,
    las mansas,
    cuando el mar era bueno
    y me pintaba tu cara en un lienzo.

    Mar... cúbrete por un rato de gaviotas,
    y deja en el puerto el murmullo,
    que me hablaba de su cuerpo.

     
    #1
    Última modificación: 26 de Septiembre de 2014

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