Testamento

[...]
queda solo... un eco
de amarillo seco
y sangre cuajada.

Manuel Machado
Rojo y negro
1906​

Testamento

Queda en el aire un lamento
y por la arena olvidada
una charca coagulada
que fuera su testamento.

¿Si hace solo un momento
la gente se vio arrastrada
gritando enfervorizada
por la sangre del tormento...?

En la plaza ya vacía
como un suspiro sonoro,
vuela la melancolía

que poco a poco se crece
y a lo lejos palidece
la tarde de grana y oro.

 

Muy bello en sus certeras rimas y en su bello aunque muy triste contenido. Me ha gustado mucho amigo Salvador. Un abrazo. Paco.

 

que profundo Salvador, lo fuerte de esto, que todo queda en el aire, grato leerte

 

Compañero un bello soneto como siempre, puedo ver a un torero frente a su verdugo taurino rodeados de la cómplice algarabía de la gente. y en un infeliz descuido solo quedó el lamento como el fin de su osadía en un volátil suspiro, tengas un excelente día .Ecos.

 

Celebro, querido Paco, que este sonetillo haya sido de tu agrado y, sí, tiene ese aire de tristeza que queda en las plazas de toros al término de las corridas donde la muerte ha imperado dejando sus huellas en la arena amarilla.
Con mucho afecto, un fuerte abrazo.
Salvador.

 

Quise, querida Marianne, dejar efectivamente en el aire esa tristeza que flota en las plazas al término de las corridas que se visualiza en las señales inequívocas que deja la muerte en esas manchas de sangre por las arenas amarillas. Es la consumación de la muerte.
Con todo cariño, un abrazo fuerte y fraterno.
Salvador.

 

Así es, querido Manuel, cierto aire ambiguo tiene este sonetillo que no tuvo más pretensión que describir el aire de profunda tristeza que queda en las plazas al término de las corridas. Podría decir también

La tarde casi acabada
en un crepúsculo soro,
tépida luz encarnada
como la sangre del toro.

Una plaza abandonada
de aquel bullicio sonoro,
tiene vacía la grada
con un silencio incoloro.

De aquel fugaz griterío,
de aquella enhiesta figura,
de aquella vena hecha río,

solo quedó la amargura,
solo el postrero bajío,
solo la muerte segura.

Con todo cariño, querido Manuel.
Un fuerte abrazo.
Salvador.

 

Pues se podría ver perfectamente así, como lo expresas, querida amiga. Y después el silencio amargo de la plaza.
Con todos mis afectos, que sabes son muchos, un muy cordial saludo.
Salvador.

 

Así es, querido maestro, la vida hecha jirones. Si me impresiona lo que allí sucede también me impresiona el eco de la muerte en una plaza vacía después del "espectáculo" con los restos de la sangre aún en la arena.
Con mucho gusto recibo tu certero comentario.
Mis muchos afectos, con un saludo muy cordial.
Salvador.

 

Muchas gracias, querido Manuel, por estas amables apreciaciones que haces a mis letras. Éste me he atrevido a publicarlo.
Con todos mis afectos, un abrazo fuerte.
Salva.

 

Muchas gracias de nuevo, querido maestro, por acercarte con tu mirada amable y dejar constancia de tu paso por mis letras.
Afectuosamente, un muy cordial saludo.
Salvador.

 

Un bello poema, Salvador. Tu inspiración y tu talento no tienen límites.
Yo tuve una experiencia traumática cuando era una niña, la plasmé en unas quintillas que publiqué hace tiempo en el foro de la no competitiva con el título "A los toros".
Un abrazo.

 

Gracias mil a ti siempre por acercarte y dejar tu huella amable y sensible en esta letras mías. Es un placer tenerte en mis espacios, querida Eratalia. Iré ahora mismo a ese tema tuyo "A los toros".
Con mucho afecto, un abrazo fraterno.
Salvador.