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TardÍos consejos maternales

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por F. CABALLERO SÁNCHEZ, 14 de Febrero de 2014. Respuestas: 2 | Visitas: 255

  1. F. CABALLERO SÁNCHEZ

    F. CABALLERO SÁNCHEZ Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    11 de Enero de 2014
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    Tardíos consejos maternales
    -¡Ay, Madre,
    me siento desgraciada!
    -Lo sé
    -¿Acaso presentías mi desgracia?
    - Las madres somos brujas con los hijos
    Miramos el espejo de sus ojos y los gestos de su cara
    y nos dicen siempre si hay disgustos
    -¿Y tú puedes saber lo que me mata?
    - Espero me lo digas, hija mía…
    -Escucha con paciencia, madre, y calla.
    que quiero concentrarme y referirte
    las cuitas de mi vida de casada.
    -Quizás lo presentía
    y por eso me siento tan culpable y apenada
    -Yo siempre había envidiado
    la vida que llevabas
    unida en matrimonio con mi padre.
    ¡Tan cariñoso, contigo, siempre se mostraba
    que era, pues, la envidia
    de todos los amigos y vecinos de la casa!
    y para mí, vosotros,
    el claro espejo de vida que esperaba
    Y ahora… que tengo ya mi hogar
    no encuentro aquella placidez que yo soñaba.
    Es raro el día que transcurre sin disputas
    por fútiles motivos o mínimas bobadas…
    y todo me disgusta
    y hace que me sienta despreciada
    - Lo siento, hija mía,
    lo siento en el alma.
    -¿Por qué no es mi marido, como padre?
    -Y tú, ¿por qué no intentas ser un poco más cristiana?
    Yo quiero transmitirte
    algún que otro secreto que guardamos las casadas
    secretos que aprendimos en la brecha
    de un día a día con paciencia y con constancia
    Tú te has creído que el amor es de novela
    o de películas rosas y baratas
    Pues no, hija mía, ten en cuenta
    que la fuente del amor está basada
    en un quehacer de comprensión y entrega,
    en un constante batallar, sacrificada,
    con transparencia honesta
    y de respeto mutuo en la palabra
    Hermoso es el castillo de novela,
    y, sin embargo, la felicidad se basa
    en construir, entre dos, la fortaleza
    con sudor, con ladrillos y argamasa
    porque ha de servir de residencia
    y de hogar, de la nidada,
    de los hijos que Dios mandarnos quiera
    y do ambos vivirán con esperanzas.
    No te niego que a veces se discrepa,
    que se tienen muchas veces opiniones encontradas,
    que surgen en momentos… que no esperas…
    después… los ánimos se calman
    y todo, como siempre, después de una tormenta
    las aguas se decantan
    el alma se serena
    cuando los dos se abrazan
    o uno de los dos, en un impulso conciliador, al otro besa.
    Tú nunca presenciaste en nuestra casa
    entre tu padre y yo, jamás, peleas
    palabras discordantes, desabridas palabras
    porque tuvimos siempre gran prudencia,
    quizás inconsciente, porque el cariño amansa,
    de sortear, con maniobras discretas,
    inevitables discrepancias
    que surgen siempre en convivencia.
    Yo quise que vivieses bien cuidada
    resolviendo tus males y problemas
    procurando estuvieses alejada
    de las cosas que te fuesen más molestas,
    y evitando dolores, sufrimientos y desgracias.
    Y no supe inculcarte, con la voz de la experiencia,
    que siempre es necesaria
    cómo se debe vivir en convivencia
    Me culpo, sí, me culpo mi ignorancia
    creyendo que el amor siempre compensa
    a la débil infancia
    para apartarla de males y molestias.
    Grave error. Hoy me avasalla
    los pasos que seguí con esta idea.
    ¡Si te hubiera enseñado a sufrir… sabrías que el amor es dádiva,
    entrega a los demás… para obtener cosecha!
    No es culpa tuya lo que llamas desgracia.
    ha sido mía que no supe marcarte la vereda
    para alcanzar la vida de esperanza
    ¡He sido “madre buena”!
    ¡Mas no he sido la “buena madre” que soñaba!
     
    #1
    Última modificación: 19 de Abril de 2014
  2. LIBRA8

    LIBRA8 Invitado

    O mucho me equivoco, o parece un tratado católico para la buena y sumisa esposa de los años 50, ...no sé...
     
    #2
  3. F. CABALLERO SÁNCHEZ

    F. CABALLERO SÁNCHEZ Poeta recién llegado

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    A LIBRA8: En una sociedad de intransigencias, que las uniones de parejas no quieren someterse al compromiso de compartir (cada vez son menos los matrimonios -lo que implica compromisos mutuos que instintivamente lo rechazan) que siguen independientes en sus uniones, salvo en la cama y sólo durante algún tiempo, y todo sin querer ayudar a su pareja a decidir, a repartir tareas, cargas, compromisos, esfuerzos, etc. etc. ¿A dónde queda el amor, el respeto mutuo entre ellos y ante los hijos, el interés por resolver los problemas del otro, en la tarea común de la enseñanza a los hijos... etc. etc.? La vida en común es algo mucho más serio que la vida sexual... y hoy no existe el período de conocimiento mutuo previo, el llamado período de "noviazgo" tan importante. Es más, me atrevo a asegurar que son pocas las parejas que llegan con ilusión a la "noche de bodas"... porque ya se "conocen" demasiado. ¿Queda claro mi punto de vista?
    ¡Pues ... eso!
    ¡Ah, y mi trabajo, si lo lees con detenimiento, no es un tratado catótico de esposa sumisa de los años 50... que tampoco es malo, sino que deben servir las mismas palabras para el "macho imbécil" actual! El hombre está llamado a ser el eje director y responsable de su hogar y no debe echarse a las espaldas las "tareas que le incumbe".
     
    #3

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