Sobre un dispensario en Lima

Una calle dibujada que plantaron
luego del primer juramento hipocrático
que se coló en la última línea
gubernamental.
Llegamos
Una embarazada con un globo de agua
y un pez dispuesto a devorar
todo lo que le lanzan fuera de la alberca.
Una anciana preguntando una y otra vez
por las ramificaciones de la artritis
en los pasos que deja en la calzada.
También se pasean unos chacales vestidos de amarillo
con piel de escritorio/ de jefe plenipotenciario
dispuestos
como señales de emergencia.
Al fondo
al fin se descubre el doctor
el que estudió toda la balada de la última nariz
el que despegó los últimos legados de la morgue.
Un saludo puntual entre mi madre y mi fascinación
por escudriñar todos los secretos del chamán.

Todo el esqueleto en orden de concierto -afirma-
Mi madre asiente, pero aún ve
y afirma con voz sonora
todo el movimiento de la horca de las tribulaciones
danzando en el aire/
de los movimientos etéreos de una escalera que no cae.

Todo el esqueleto en orden de concierto -repite-
Su chaqueta es un algodón por arrancar
y le digo a mi madre que la luna es más blanca.

Todo el esqueleto en orden de concierto - repite, mi madre.

Es hora de almorzar...

 

Excelente divinidad de letras preciosas.