Si los tiburones fueran hombres

¿Si los tiburones fueran hombres –preguntó al señor K la hija pequeña de su patrona–, se portarían mejor con los pececitos?
-Claro que sí –respondió el señor K–

Si los tiburones fueran hombres
se portaría bien con los pececillos
harían construir en el mar
enormes cajas para que pudieran
comer, vivir y jugar.

Si los tiburones fueran hombres
se preocuparían por los pececillos
para que nunca estuvieran tristes
y grandes fiestas acuáticas
por ellos realizarían.

Si los tiburones fueran hombres
harían escuelas dentro de las cajas
en ellas les enseñarían
a como entrar en sus fauces.

Les enseñarían moral
y que no hay nada más grande
ni más hermoso que sacrificarse
con alegría en sus fauces.

Si los tiburones fueran hombres
les enseñarían también
a tener fe en los tiburones
y a creerles cuando les dijeran
que ellos se ocuparían de todo
que ellos les forjarían un hermoso porvenir
les darían a entender que sería así
si aprendían a obedecer
sus dogmas de fe.

Los pececillos deberían abstenerse
de cualquier inclinación materialista
egoísta, idealista o marxista,
si algún pececillo quisiera salirse
de los dictados de sus amos
sus semejantes deberían
inmediatamente dar la alarma
y comunicarlo al tiburón amo.

Si los tiburones fueran hombres
harían la guerra entre sí
para conquistar nuevas cajas
y dominar pececillos ajenos.

Cada tiburón enseñaría
las diferencias que existen
entre los distintos pececillos
y aunque todos son mudos
proclamarían, lo cierto que es
pues callan en idiomas muy distintos

Si los tiburones fueran hombres
también tendrían su arte
con hermosos cuadros
representando a pececillos
entrando alegres en sus fauces.

Si tuvieran religión les enseñaría
que la verdadera vida
comienza para los pececillos
en el interior del estomago
de los tiburones más grandes.

Además, si los tiburones fueran hombres,
los pececillos dejarían de ser todos iguales
algunos ocuparían ciertos cargos,
y estarían por encima de los demás.

Aquellos pececillos que fueran un poco más grandes
podrían incluso a los más pequeños tragarse
y los tiburones lo verían con agrado
pues les proporcionaría mayores bocados.

Los pececillos más gordos
de mantener el orden
serían los encargados
serían maestros u oficiales
o ingenieros especializados
que construirían las cajas
donde los demás pececillos
vivirían recluidos.

En resumen:
si los tiburones fueran hombres,
en el mar habría por fin una cultura.

Adaptación poética del Texto original SI LOS TIBURONES FUERAN HOMBRES de Bertolt Brecht