Sensatez

Y si es virtualmente imposible construir un castillo de sensibilidad, por pura razón de inseguridad, cuánto más imposible ha de resultar derrumbar aquello

que ha sido creado por impulso: Solo el corazón late audible en la tibia cava donde el silencio habita. De dónde brotan las palabras, si no es de la fuente que surte el pensamiento, mas, cómo pensar de continuo sin inundar el terreno adusto de raíces y rocas fragmentadas.

Cómo decir cuanto se recuerda sin erosionar la superficie de la cordura, y poner a correr cuesta abajo las creencias, los ritos y la fe... Hay un vértice, en el árbol más alto, crispado de luz congelable, donde la diminuta ave con sus coralinas plumas acude a escupir el paradisiaco fruto ligeramente digerido en vuelo...

Ni el color, ni el sabor, ni la forma, ni el toque del viento pueden ser retenidos por obra y gracia de la voluntad. Aquello que mueve con sensato vaivénel furioso instante impreso por el cambio a la pureza ha estado cayendo desde siempre, y no hay principio que alcance a devolver las cosas donde nunca estuvieron por suerte detenidas.

Eso pesa la verdad, que cada punta de hierba montesa enseña al cielo, en el punto de gravedad cero, en que el aparente peso de lo insostenible flota en movimiento...

La inmediatez es la parte indestructible del instante, que impresa en fugaz lumbre quema la negra verosimilitud en pupilar aislamiento. Y aunque ningún ahora alcance para abarcar el colmo del momento, hay una última gota tras el primer chubasco, y una flor ancestral más allá de la mirada.

Ha estado desierto el mundo desde entonces, y aunque sobre luz por doquier, no alcanza a verse el umbral donde el reflejo de la sombra corrija la "anal itíca" ilusión evacuada en perfecta trayectoria metamórfica... La sensación nunca podrá escapar... Si lo hiciere, aún teniendo ineludiblemente que pasar por todo, topará luego en amistosa búsqueda, esencial "allegro" del que cuelgan macroscópicos jardines, semilleros encapsuladores de los tiempos, que eclosionan cuando la realidad desaparece.


Entonces, no es esta la irrefutable prueba que vino a cantar para los pájaros, que vino a tumbar el árbol para hacer un ojo a la anhidra respiración, y brotar la tierra a fuerza de mineralizada espira... Sobre el agua todo es posible. Apresar lo inapresable sólo conduce a la mortalidad: Cúmulo de vida que sólo el placer alivia, inyectándolo para que remueva la superficie, y aquello que en realidad se ahoga se libere si de la música.


Parece inexplicable, el lugar para estar es la única respuesta para ser, una sola vez a propósito. Luego ya, sin motivo proclive, o intacta libido, esculpida lava que la espuma solidifica, tierna negrura que el frío recrudece. Nada tarda tanto como el anidarse ente las fieras, aprender a lamerse la más ritual de las entregas, someterse al llamado de la sangre el menos inteligible de los riesgos.


Cerca de decir algo, que iguale la espontaneidad del presente, el lugar que tuve para mi, lejos de encontrase ausente, suple con “iguales” toda diferencia que dio cabida al espanto... Hay por que estar solo, si por morir ha de perderse la memoria, que queda para quien se esfuerza en recordar el ultimo acto, acerca de lo dicho fuera de si, el resto alguien ha debido imaginarlo.