Salvar a los niños de la guerra

Fracasó al proteger a los niños sitiados
por la guerra, en lugares terribles, sin dios,
lamentándose, cuando los tanques barrían
barricadas de escombros, juguetes marciales.

Las palabras sin plomo, vencidas, cayeron
a un lugar de su mente pacífica, hermosa,
de letrado, sin armas que sellen la paz
o la tregua segura en los tiempos ardientes.

El poeta, silente, amoroso, repara
la ternura, crisoles de advientos tardíos
que atesora en sus sienes de herrero maduro.

En un cráter de lava, resiste al horror.
Si es por él la contienda se alarga; con tal
de salvar a los niños, entrega su vida.