Razones

Tengo un gato que no caza ratones,
como mucho estira el bigote y le hace una peineta
cuando algún intruso interrumpe su siesta,
algo parecido al concejal de festejos de mi pueblo,
que ante las quejas por falta de pan echa las culpas al panadero,
¿pero cómo, si no hay trigo que cosechar?

El médico de mi barrio se ha mudado al centro
y en el local donde antes estaba su recetario
han abierto un lupanar, “todo un acierto”, dice el cura párroco,
que se deja el aliento echando horas confesando al vecindario,
mientras que el muy pícaro se cuela por la puerta de atrás,
y por cierto sin pagar.

Tengo la muleta de un torero pero no a quien torear,
por eso se la he regalado al candidato a presidente del gobierno,
seguro que sabe sacarle más provecho que yo,
los cuernos, mire usted, para quien no tiene burladero,
que aquí sabemos cómo hacer las leyes convenientes
para degustar un buen guiso de rabo de toro
mientras que otros sufren el mes del calor en el tendido de sol.

Razones hay para desconfiar, pero….,
la indecencia es un mal menor cuando el mandatario de rigor nos da de comer,
“yo soy aquel” decía una canción de palo y escoba,
“el que roba a los pobres y despoja a los santos de su gloria”, esto lo digo yo,
¿quién será el autor de la canción, el cabeza de león o la cola de ratón?
la oposición no se moja y el orador de diente de oro tampoco,
señor, donde vamos a llegar, la misa a punto de terminar
y el sacristán no encuentra vino para consagrar.
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